martes, 6 de abril de 2021

HABLANDO DE “CUMBRES” Y DE “PACTOS…”

 

En el mes de enero del presente año 2.021 fue lanzada a la opinión pública la primera versión del “Pacto Caucano…”. Para este mes de marzo ya han aparecido otra u otras versiones que, si bien no cambian su sentido y contenido, sí modifican su presentación y extensión.

En el momento de aparición de su primera versión, insistimos en la necesidad y obligación de pronunciarnos desde el FARO SOCIAL, dando a conocer nuestra opinión, puesto que ya lo habíamos hecho con ocasión de “La Cumbre del Cuca en el Macizo”, pero nos fue imposible por razones ajenas a nuestra voluntad. Ahora lo hacemos con relación a la última versión que conocemos porque lo que está en juego no es el futuro de una u otra persona, de uno u otro grupo social o político, de una u otra empresa, negocio o zona de nuestra geografía. Se trata es del futuro del Cauca, del millón doscientos o trescientos mil habitantes que nos hemos dejado reducir, acorralar y arrastrar por el fango de la indignante indigencia en que nos encontramos. 

Al “Pacto Caucano por la Vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz” en su última versión tenemos que decirle que “la implementación de los Acuerdos de La Habana para poner fin al Conflicto Armado en Colombia” y los problemas de la guerra y la paz que continúan posteriormente, con toda la importancia que tienen y la atención que debe dárseles, no son los únicos que victimizan y martirizan al Cauca. Mucho más graves y lacerantes son el del narcotráfico que lanza combustible a la guerra a toda hora y con más intensidad después de los Acuerdos de Paz de La Habana; el de la gran minería legal e ilegal increíblemente destructoras de los sistemas ecológicos y ambientales; y mucho más indignante es la tortura de la pobreza, miseria e indigencia proverbiales a que ha sido y sigue siendo sometida en general, toda la población trabajadora de nuestro Departamento.

Desde 2.014, cuando se dio a conocer las decisiones ya acordadas de ir a La Habana a iniciar la negociación política del conflicto armado entre el Gobierno nacional y las FARC-EP, en evento de análisis y discusión, concluimos en que era necesario apoyar esa iniciativa, el proceso de negociación y el inicio de su implementación, porque eso significaba, según se dijo, descargarle un peso demasiado torturante que cargaba nuestro pueblo colombiano, cuando esa actividad armada se había convertido en una violencia profundamente degradada y sin sentido para los intereses y propósitos de una transformación revolucionaria de la sociedad colombiana. En octubre de 2.016, al enredarse los Acuerdos en el tristemente célebre plebiscito, nos movilizamos para exigir su cumplimiento por las partes y el paso a su ejecución inmediata. En estos años siguientes, si bien no hemos podido contribuir más y mejor en este gran propósito nacional debido a nuestras debilidades políticas, organizativas y de fuerza social, realidad de la cual somos plenamente conscientes, sí hemos continuado apoyando todo esfuerzo tendiente a consolidar las fuerzas políticas democráticas y revolucionarias interesadas más que nadie en crear otro escenario social y político en el que se pueda desarrollar la lucha política en mejores condiciones. Y, aun así, hemos estado y estamos lejos de creer que el único problema al que hay que prestarle atención en el Cauca es al de la implementación de los Acuerdos de paz, o creer que el problema central a resolver aquí es el de los indígenas.

No basta mencionar simplemente los problemas del narcotráfico, de la gran minería legal e ilegal, de la violencia recrudecida, del mejoramiento de las condiciones de vida de la población caucana, mientras se silencia, se oculta y no se dice nada de las condiciones de producción en que se encuentra el Cauca y qué debemos hacer para salir de allí. Y precisamente para nosotros, el problema central a resolver en el Cauca es éste, el de la precariedad, el de la vulnerabilidad de nuestro aparato productivo, si es que de aparato productivo podemos hablar. Por eso, nuestra posición política con respecto a lo que estamos viviendo, es diferente. Así quedó clara y explícita ya en las reuniones de “La Cumbre del Cauca en el Macizo”, por solo dar un ejemplo, y lo ha sido desde mucho antes. Pero no nos hemos limitado a señalar simplemente ese como el problema central a resolver. Hemos, además, planteado soluciones, como lo veremos más adelante.

Paz sin integración vial del Departamento, sin generación de energía eléctrica (propia) para desarrollar y elevar el rendimiento del trabajo; paz en las condiciones de indigencia en que nos encontramos, es sencillamente una predicación por la sumisión, una invitación a la resignación y a conformarnos con las migajas y limosnas. Es además, hasta indecoroso venirles a hablar de paz a los miles de payaneses y caucanos que se han arruinado y/o están al borde de la ruina en la situación económica agravada por la pandemia y a los miles de desplazados y condenados a la “informalidad”. Hasta para hacer politiquería se necesita algo de astucia. Parece ser que hasta en las artes y mañas de la politiquería tradicional hemos retrocedido. La politiquería alternativa que ha reemplazado en gran parte a la tradicional, no ha podido crear nada distinto, ni siquiera en el discurso. Incluso con respecto a los asuntos planteados en “La Cumbre del Cauca en el Macizo” se ha retrocedido; al menos allí se planteó algo acerca de la integración vial del Departamento y del impulso a la generación de energías alternativas.

Con toda la paciencia y consideraciones que hay que tener en estos casos, les preguntamos a los promotores del “Pacto caucano por la Vida…” y a algunos que han salido a validarlo y legitimarlo, sin darse cuenta que con ello lo que están haciendo es distraer y prestarse para ocultar la solución de los verdaderos problemas del Cauca: ¿PARA DÓNDE ES QUE VAMOS? De acuerdo a lo que allí está consignado, no nos queda más que responder que vamos es para abajo y para atrás. Cada día nos empequeñecemos más y quedamos más rezagados. Este “Pacto”, igual que el “Programa de Gobierno” del Taita Floro Alberto Tunubalá, quedarán como imperecederos monumentos a la más lamentable ineficiencia. Y que conste que nosotros no andamos en el intenso oficio de derrumbar estatuas.

Para que quede claro que no aparecemos de un momento a otro opinando sobre todos los asuntos habidos y por haber, terminamos remitiéndonos a las propuestas que hicimos llegar en su momento a la “La Cumbre del Cauca en el Macizo”. Allí y en ese momento expresamos:

“Nuestra propuesta es la siguiente:

1.- En la coyuntura y en el escenario que tenemos en el Cauca, el problema central a resolver, es el de la seguridad y la construcción de una paz duradera. Sin seguridad nadie vendrá a invertir capitales para exponerlos a un riesgo que sus propietarios no van correr. Y seguridad no significa mayor pie de fuerza pública simplemente. Es en este sentido que enfatizamos que los problemas existentes no son simplemente presupuestales o de tipo militar. Lo fundamental de la situación conflictiva que vivimos es de carácter político y, en consecuencia, su solución es política, si queremos atemperar un clima de coexistencia tal, que sabiendo que existen conflictos heredados y presentes, podemos construir soluciones que nos beneficien a todos. Por lo demás, tenemos que convencernos que los recursos presupuestales del orden nacional, aún si fueran financiadas la gran mayoría de las iniciativas por ese medio, son completamente insuficientes. Se necesita la inversión privada de orden local, nacional e internacional. Y en este caso no es solo a la institucionalidad gubernamental regional a la que hay que dejarle la iniciativa de la gestión; es LA CUMBRE la que debe asumir un papel destacado y dinámico en esa tarea.

2.- Creemos que una de las causas que determinan y explican la situación conflictiva en que han ido hundiéndose Popayán y el Cauca y se precipitan sin médicos ni dolientes, ha sido y es la ausencia de una cultura empresarial industrial y agroindustrial que le permitieran pasar de la costumbre de vivir de las rentas y de la burocracia estatal a crear riqueza, superar los niveles de pobreza en que se encuentra y mejorar sus ingresos y sus condiciones de vida. Esto debió hacerlo desde principios del Siglo XX, cuando otras regiones picaron en punta. Creemos que este paso es absolutamente necesario y desde nuestro punto de vista, la discusión no está en si se hace o no se hace. Lo que sí es necesario discutir con toda la rigurosidad posible, es cómo hacerlo. Las más grandes industrias y agroindustrias del Cauca, cuando se hizo necesario crearlas, se ubicaron en el sitio donde mejor le conviene al capital nacional y externo, pero eso no ha resuelto los graves problemas sociales y de conflictos que vive la zona. El resto, es una inmensa masa de pequeños y medianos productores agrarios y de pequeños y medianos comerciantes e industriales que difícilmente logran sobrevivir. Frente a los primeros, lo que proponemos es promover de manera integral, procesos agroindustriales asociativos, cooperativos y solidarios, partiendo de sus experiencias, de sus dinámicas y de sus capacidades técnicas y administrativas, y respecto a los segundos, lo que necesitan es que haya a su disposición incentivos como créditos blandos, acceso a adquisición de materias primas, mercados y, sobre todo, que haya crecimiento del mercado interno local, regional y nacional. No debemos olvidar que Popayán y el Cauca tienen una enorme potencialidad para el impulso al conocimiento profesional, técnico y tecnológico en la electrónica, nanotecnología, mecatrónica, ingeniería de sistemas y para la instalación de empresas que usen esta tecnología de punta, dada su ubicación geoestratégica.

3.- Si uno de los fundamentos y propósitos que unifican LA CUMBRE es la defensa del agua por la incontrovertible potencialidad que tenemos en ese recurso vital, hagámoslo. Pero hagámoslo en toda la envergadura que tiene y con todas las consecuencias que de allí se derivan. Esto implica que lo primero que hay que desechar de una vez por todas es la gran minería legal e ilegal. Estas no solo destruyen las fuentes y corrientes de agua, sino que la que queda, la envenenan. En este sentido, no es solo el Macizo el que no debería estar en venta. Es el Cauca y es el país los que hay que sacarlos de la subasta. Eso es defensa de la vida y de los territorios. No podemos quedarnos en la simple conservación del recurso, e incluso realizando acciones y actividades de protección del recurso para que más abajo lo utilicen otros de manera muy rentable. O, ¿no es eso lo que está sucediendo con las hidroeléctricas de Betania, El Quimbo, La Salvajina e Hidroituango, cuando esta se estabilice y entre a funcionar? ¿Y no es eso lo que hace la gran minería legal e ilegal y las agroindustrias para sus sistemas de riego?

Es desde esta perspectiva que consideramos que uno de los objetivos más trascendentales que LA CUMBRE debe asumir y plantear una lucha decisiva es en relación con la compensación que el Cauca debería tener ya por la generación de energía eléctrica en cualquiera de los ríos que nacen en el Macizo colombiano y por la venta de agua embotellada en todo el país. Y esa compensación no podemos reducirla y transarla con la sola inclusión de las iniciativas del Pacto por el Cauca en el Plan Nacional de Desarrollo. Suponiendo que se llevara a cabo la financiación completa de todas ellas mediante el Plan, esto no puede aceptase como la compensación misma. Es suficientemente conocido que el Cauca tiene una gran potencialidad para generar electricidad vía hidroeléctricas superior incluso a la de Antioquia, y la tiene y muy grande para generarla vía sistemas alternativos como el eólico y solar, solo que mientras sigamos en las mismas, no lo veremos nunca. Y para lograr el propósito que señalamos en este numeral, sí que será necesaria la movilización general del Cauca. Además, ya debería existir la Hidrología como carrera profesional dedicada específicamente al conocimiento científico, técnico y tecnológico para el uso y manejo de un recurso tan importante como éste.

4.- Una de las barreras que ha bloqueado la integración y unificación del Cauca, entre otras, es el mal tratamiento que se le ha dado a las diferentes culturas indígenas existentes, a la cultura afrocolombiana, a la campesina que todavía subsiste y a la de origen ibérico dominante y con un gran peso del componente religioso. Por eso hay quienes, a estas alturas, plantean prácticamente la creación de guetos sociales y culturales, es decir, fracturar aún más al Cauca.

Desde EL FARO SOCIAL pensamos que el Cauca necesita y con urgencia la promoción y desarrollo de un amplio y fuerte Movimiento Intercultural, que reconozca y respete las culturas existentes sí, pero que también propenda por la construcción de una cultura común en la que nos reconozcamos todos, que nos identifique de manera colectiva y podamos coexistir sin prejuicios de superioridad de unos sobre otros, sin la demagogia que oculta la discriminación  y la adulación politiquera que anda a la caza de votos. Los mecanismos de como iniciar este Movimiento y convertirlo en un aglutinante social de la más alta significación debe ser objeto de discusión en conjunto en LA CUMBRE.

5.- La integración económica, social y cultural de Popayán y el Cauca no podrá realizarse de manera exitosa y beneficiosa para todos los caucanos, si no superamos uno de sus principales obstáculos que es su integración vial terrestre, de la interacción entre todas sus zonas, algunas de las cuales padecen un aislamiento francamente intolerable en las condiciones actuales. La integración vial terrestre por sí sola no hará milagros, pero sin ella, es poco probable lograr lo demás. No podemos reducir esta integración así concebida a lo que hasta ahora es la expectativa de la doble calzada Buga-Santander de Quilichao-Popayán. Con toda la importancia que tiene este eje vial para la comunicación nacional e internacional y el progreso general, corremos el riesgo de quedarnos viendo pasar el progreso de norte a sur y de sur a norte, sin que podamos tocarlo ni sentirlo. Esto nos obliga a ver el problema en conjunto y a actuar en las demás propuestas que aquí planteamos”.

Aunque los anteriores puntos fueron presentados a la Cumbre del Cauca en el Macizo, reiteramos su importancia y vigencia por cuanto hacen referencia a los problemas estructurales de la economía caucana, y por ello creemos que deben ser tenidos en cuenta en las discusiones en el PACTO CAUCANO POR LA VIDA, LOS DERECHOS HUMANOS, EL TERRITORIO Y LA PAZ, no los consideramos como los únicos problemas a resolver. Es igualmente importante la discusión sobre los monocultivos forestales, caña de azúcar, café, potrerización de las montañas y valles y otros; y la reactivación económica para salir de la encrucijada en que se encuentra Popayán y el Cauca por la pandemia y las causas históricas.

 

Popayán, Abril 05 de 2021

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