martes, 20 de febrero de 2024

¿QUE O A QUIENES ES QUE ESTAMOS ESPERANDO? ...

 ¿QUÉ O A QUIÉNES ESTAMOS ESPERANDO?... ¿CUÁL ES EL IDÍLICO FUTURO QUE ESPERAMOS? 

Parte fundamental del tema que tratamos en el anterior artículo para el blog de EL FARO SOCIAL de reconocer la realidad tal como es y llamarla por su nombre, es el ejercicio de identificar, de acuerdo al movimiento de esa realidad, el rumbo que sigue y hacia dónde llevan las acciones de las diferentes fuerzas económicas, políticas y sociales en contienda. Estas fuerzas que se enfrentan, actúan con y por sus objetivos, propósitos, estrategias, tácticas, métodos y procedimientos. Tienen sus Planes a mediano y largo plazos, y sus programaciones operacionales que a diario los están ejecutando. Para esto, han de actuar y moverse, cambiar, evolucionar y desarrollar sus conocimientos y sus prácticas. 

Pues bien. La observación atenta, el estudio y análisis de cómo se están moviendo esas fuerzas, cuáles son los objetivos y propósitos que consciente o inconscientemente persiguen, es lo que nos permite entender y caracterizar qué tipo de fuerzas son; si son ultraderechistas, moderadas, liberales demócratas, alternativas o revolucionarias, y de acuerdo a eso, decidir cuál debe ser nuestra actitud como revolucionarios frente a cada una de ellas, y definir qué debemos hacer y cómo actuar. Este ejercicio es definitivo en nuestro trabajo, pues no podemos meter en un mismo costal a estas diferentes expresiones políticas y tratarlas a todas de la misma manera. Para los revolucionarios, es absolutamente indispensable saber qué tipo de tratamiento le damos a cada una de ellas y cómo podemos cambiar nuestra actitud, de acuerdo a los cambios que puedan darse en ellas, entendiendo que la realidad no permanecerá estática por mucho tiempo y que la confrontación, en la medida que se agudiza y profundiza, indefectiblemente produce cambios, si no en su naturaleza, por lo menos sí los produce en su comportamiento político. 

¿A qué vienen estas consideraciones, aparentemente sin objetivo ni sentido? Precisamente a tratar de dejar lo más claro posible y a entender que no basta ni es suficiente percibir, describir, reconocer y aceptar la realidad tal como es y esperar que ella, por sí sola, produzca los cambios y resultados que deseamos y esperamos. Los cambios sí pueden darse y llegar, pero no a nuestro favor, y la mayor parte de las veces, totalmente en contra nuestra. El papel de los revolucionarios no es sentarse a la vera del camino a esperar que pase el féretro de la vieja sociedad que deseamos cambiar, sino actuar para transformar esa realidad en la dirección, en el sentido que queremos ir. Nuestro actuar tiene que ser consciente, con objetivos y propósitos claros del rumbo a donde queremos llegar. Y este actuar consciente no lo podemos realizar con las manos vacías, sin herramientas, que no pueden ser otras distintas a las fuerzas políticas organizadas, experimentadas en la lucha, muy bien dotadas de conocimientos científicos de esa realidad y disciplinadas. Fuerza política consciente, revolucionaria, no para esperar que los cambios lleguen por sí solos, y ni siquiera, que lleguen de manera fácil, sino para conquistarlos en la lucha. 

En el escenario que presentamos en el artículo anterior, mostramos la confrontación de los dos bloques imperialistas que se disputan el dominio mundial en el momento y cómo esa confrontación se ha intensificado y adquirido características amenazadoras, ya no solo para la paz mundial, sino de manera preocupante, para la supervivencia de la especie humana, y dimos algunas de las razones que han conducido a ese agravamiento. Ahora queremos avanzar un poco más en señalar algunos casos y ejemplos emblemáticos que nos ayudan a entender cómo operan esas fuerzas políticas reaccionarias, ultraderechistas, unas tradicionales y otras surgidas o resurgidas después, que aún hoy, arman y crean todas las falacias que les sea posible, para presentarse como amigos, como defensores de la democracia y de los pobres, y hasta de revolucionarios. 

En consonancia con lo anterior, tenemos que hacer el esfuerzo por comprender que, esta confrontación entre grandes grupos de capitalistas, monopolios, oligopolios y las potencias imperialistas por abarcar y apoderarse de grandes sectores de producción, comercio, capital bancario y otros renglones, comenzó en los albores del siglo XX (1.900). Esa disputa por mercados, fuentes de materias primas, territorios, recursos humanos y naturales, condujo a las dos Guerras Mundiales en 1.914-18 y 1.941-45. La humanidad vivió, sufrió, padeció y sobrevivió a todos los horrores de estas dos guerras, pero principalmente de la segunda. Y claro está, también vivió y disfrutó la gran derrota de la bestia hitleriana y los avances de la Revolución Socialista, la construcción del Sistema Socialista y su ampliación, una vez terminada la guerra, con la Unión Soviética y el Campo Socialista. 

Sin embargo, la terminación de esta II Guerra Mundial, no significó ni podía significar la terminación de todas las guerras en general. La confrontación continuó en otro escenario y con otras características, en la modalidad de guerras locales. Al iniciarse la década de los años 50 del siglo XX sobrevinieron otros fenómenos y cambios drásticos en ese escenario, y esas guerras locales comenzaron a tener otros motivos y otros objetivos, pero tampoco terminaron. La construcción del Sistema Socialista, del Movimiento Comunista Internacional y del Movimiento Revolucionario de Liberación Nacional se vinieron al piso, pero la clase obrera y los pueblos siguieron luchando por su liberación social y nacional. La restauración del sistema capitalista en la Unión Soviética y otros países que siguieron ese camino, echó igualmente a tierra la lucha por la construcción del Sistema Socialista, por la liberación social de la clase obrera y la liberación nacional de los pueblos, pero la confrontación de las superpotencias imperialistas, si bien tuvo cambios de actores, su esencia siguió siendo la misma. Aquí es donde comienza eso que en la época denominaron “guerra fría”, que no fue otra cosa que la confrontación entre las dos superpotencias del momento: EE. UU. de un lado y Rusia del otro. 

Las décadas de los años 60, 70 y 80 del siglo XX fue un período de intensa rivalidad política, económica, militar y sicológica entre estos dos gigantes por el dominio mundial en Asia, África, América y Oceanía. Y es precisamente a partir de allí, desde donde queremos identificar ejemplos que nos permiten, si se quiere, palpar cómo actuaron y siguen actuando estas fuerzas reaccionarias, de extrema derecha para defender el sistema capitalista, la propiedad privada y el poder político, que es lo que les da, si no la legitimidad, por lo menos la facultad para mantener la explotación y dominación dentro y fuera de sus países. Por ello, hemos elegido un ejemplo poco conocido, pero altamente significativo, vivo y elocuente para percibir lo que es el espíritu, la mentalidad y la conducta de las fuerzas políticas ultrarreaccionarias, cuando deciden sepultar cualquier propósito de cambio favorable al pueblo, por muy débil y frágil que sea. Se trata en este caso, del golpe de Estado promovido, asesorado y dirigido por el Gobierno de EE. UU. en Indonesia a finales de 1.965. 

Por obvias razones, solo podemos hacer aquí un breve recuento histórico anterior y luego de este acontecimiento que, en términos generales, tanto en la época y posteriormente pasó, en gran parte desapercibido. En agosto de l.945 se informó al mundo la conformación de un nuevo Estado en la colonia holandesa en el Sudeste asiático. Sukarno, el dirigente que logró unificar hasta cierto punto a unas 350 islas dispersas en un amplio espacio y a una población que, en la época, se estimaba la cuarta más más numerosa del mundo, no le fue fácil estabilizar esta nueva nación y su Estado, y al mismo tiempo alcanzar un desarrollo económico y político que superara las secuelas del colonialismo, y que además de la dispersión poblacional, cargaba con una fuerte fragmentación étnica y cultural con más de 300 lenguas distintas, divisiones políticas, religiosas y de clases sociales que se expresaban como nacionalistas, musulmanas, comunistas y liberales con sus discrepancias en cuanto al régimen político que se debía adoptar y las soluciones a los múltiples problemas heredados y generados en todo el proceso. 

En cierto modo, Holanda (Países Bajos hoy), contribuyó a unificar a las fuerzas que luchaban por la independencia debido a la invasión que sus fuerzas armadas realizaron al territorio, las cuales fueron derrotadas y el Gobierno colonial holandés tuvo que reconocer la independencia y al nuevo Gobierno indonesio. Con todas las dificultades que suponía esa realidad existente, el sector político mayoritario que era el de los nacionalistas, a la cabeza del cual estaba Sukarno, en alianza con los comunistas y los musulmanes, logró una amplia mayoría para la unificación nacional y estatal, que siguieron siendo muy frágiles. Sin poder consolidar unas instituciones democráticas fuertes por esa mayoría, Sukarno hubo de retroceder y buscó fortalecer el Gobierno dándole participación a todas las fuerzas que hacían parte de la alianza, pero se reservó decisiones fundamentales tales como el nombramiento del parlamento, del Consejo asesor y otras que dependían exclusivamente de él; es decir, montó lo que el mismo llamó una “Democracia Dirigida”, o simplemente “dedocracia”, como se le denomina en Colombia. Unas relaciones externas erráticas, un proceso inflacionario fuerte y el manejo personal de asuntos políticos muy sensibles, terminaron desprestigiando a Sukarno, a lo que se agregó otros conflictos políticos igualmente sensibles del momento. 

En 1.965 el naufragio de esta débil democracia se puso en evidencia al producirse un golpe de Estado. En desarrollo de estos acontecimientos sucedieron hechos que hasta hoy no han sido aclarados de manera mínimamente satisfactoria. En un primer momento, el golpe de Estado, supuestamente tenía como objetivo defender a Sukarno de un presunto complot organizado por la facción anticomunista del ejército. Pero, aún hoy, no ha sido esclarecido quién estaba detrás de esa trama. Esta intentona, aparentemente fallida, desató una cadena de acontecimientos terribles y trágicos para los indonesios. Pero lo más significativo es que lo sucedido en Indonesia, ha sido calcado, se ha repetido en muchas otras partes, y de la misma manera, abundan las dudas, las penumbras, las sombras y el desconocimiento, a lo cual se agrega una cosa que sí es cierta, y es que en todas estas amargas experiencias vividas, se evidencia con toda claridad la existencia de una política deliberada de sepultar y condenar al olvido todo los horrores de esos hechos, y de manera especial, que la juventud opte por no querer saber nada de lo que sucedió realmente y como sacar las debidas enseñanzas para el futuro.

Como no hay interés internacional ni nacional de establecer la verdad de lo que sucedió, solo existe una estimación (no alejada de la realidad), de que entre uno y dos (1 y 2) millones de indonesios fueron sacrificados en uno de los genocidios más espantosos de esta llamada civilización democrática capitalista e imperialista, de esta moderna civilización defensora de los Derechos Humanos. De esos uno o dos millones de indonesios lanzados a la hoguera, 300.000 fueron miembros y simpatizantes del Partido Comunista Indonesio (PKI). El olor a chamusquina aún no se había disipado y Sukarno fue cediendo el Gobierno al general Suharto, quien supuestamente había conjurado la intentona de derrocarlo y que efectivamente asumió el Gobierno en 1.965. Como cosa “extraña”, el país fue inundado de inversiones de las trans-multinacionales, del Banco Mundial y de privatizaciones de los recursos naturales. 

Según el lenguaje del zoológico politiquero de nuestro hábitat, lo anterior es “Historia Patria”. Sin embargo, “allí está el detalle”. Como la historia patria no sirve porque es la versión amañada de los mismos de siempre, y la Historia real nos la han ocultado y nosotros no hacemos el esfuerzo por conocerla, quedamos debiéndole al politiquero cuando nos dice: “eso es Historia Patria”. El hoy exgeneral Prabowo Subieanto, yerno del dictador Suharto, quien para la época del golpe de Estado se desempeñaba como comandante de un batallón de fuerzas especiales del ejército indonesio, después de las movilizaciones y revueltas de 1.998 que exigían la salida de Suharto, fue expulsado del ejército por acusaciones de violación de Derechos Humanos. Si bien este hizo todo lo que estuvo a su alcance para evitar la salida de Suharto (su suegro) del Gobierno, no lo logró. En el año 2.000, fundó su propio partido político postulándose dos veces a la Presidencia, siendo derrotado por el gobernante actual Joko “jokowi” Widodo. 

Hasta allí, se puede decir que las cosas han sucedido dentro de lo normal. No obstante, lo verdaderamente interesante es lo que viene en continuación. En una tercera postulación, este exgeneral candidato, ha sufrido una metamorfosis asombrosa. Echó a la hoguera, quizá igual que antes lo hizo con miles de indonesios, sus trajes de militar y reapareció con otros, dando la sensación de un hombre jovial, con lenguaje y maneras contrarias a lo que era antes. De general con sus discursos virulentos, pasó a presentarse como “un tierno abuelito” inofensivo y cariñoso. Para esta campaña, usó intensivamente las redes con su nuevo look, con tono y lenguaje tranquilos y pausados, exactamente igual al de su anterior rival, quien ya en 2.019, lo había colocado como su Ministro de Defensa. 

Ese arte magistral de cosmética, junto con sus “nuevos” modales, le resultaron sumamente “exitosos”. Tanto que, en las pasadas elecciones de febrero de este año, en el preconteo rápido no oficial pero muy aproximado, la estimación le daba un 58% de los votos, suficientes para ganar en primera vuelta en las próximas elecciones. Según REDACCION DE BBC NEWS MUNDO, responsable del artículo que informa sobre la metamorfosis del general, “Mas de la mitad de los 205 millones de electores del país son milennials o miembros de la generación Z, quienes adicionalmente constituyen una parte sustancial de los 167 millones de indonesios que usa redes sociales”. Además, Prabowo asumió la agenda de políticas de Jokowi, y para rematar, designó como fórmula electoral a Gibran Rakabuming Ralka, hijo mayor de Jokowi. Más que la candidatura de ese oscuro personaje, blanqueado por los magos de la cosmética y su vertiginoso ascenso después “del blanqueo”, no puede dejar de despertar preocupaciones, sospechas y alarma. Los autores del artículo señalan que: “En todo caso, el militar retirado realizó su campaña apuntando estratégicamente a una generación que no tiene recuerdos de la era de Suharto,” …Grave, terriblemente grave. No solo en Indonesia crecen los milennials, para quienes la Historia con sus personajes siniestros importa un carajo. Ante esta atroz realidad, dichoso danzaría Gobels en la punta de los dedos gordos de los pies, al ver los prodigios que él no pudo realizar porque la tecnología de los medios de su época no se lo permitía. 

Desde mediados de la década de los años 60 del siglo XX, EE. UU., había entrado en una situación difícil de crisis económica y política por la derrota militar que tuvo que aceptar y cargar por la heroica resistencia del pueblo vietnamita y retirarse con todas las consecuencias que esto le acarreó, y la famosa “guerra fría” con la otra superpotencia, Rusia, había entrado en su apogeo. Teniendo en cuenta estos hechos, de ninguna manera puede ser gratuito que desde 1.973, comenzaran a aparecer en los Barrios de estratos altos en Santiago de Chile, pancartas que anunciaban, sin tapujos, ¡YA VIENE YACARTA! ¡ESPERE YAKARTA! aludiendo a que el golpe militar estilo Yakarta en Indonesia era cuestión de poco tiempo. Y tampoco es gratuito que nosotros hayamos incluido esa imagen como el testimonio más vivo y actual que nos permite percibir el hilo conductor entre los acontecimientos de Yakarta en Indonesia y los de Santiago de Chile, 9 años después y observar toda la cadena de acontecimientos que han sucedido después y siguen sucediendo hoy, en presencia de la confrontación de los dos bloques imperialistas actuales. 



¿A qué conclusiones llega
mos observando someramente estos hechos?  

  • Los acontecimientos de Yakarta y de Santiago de Chile, fueron típicas acciones ocasionadas por la confrontación de las dos superpotencias imperialistas del momento, EE. UU. por defender su dominio y posiciones, y Rusia por ganar influencia, adeptos y mercados, o “guerra fría”, como fue denominada y se le conoce. Una observación superficial simplemente, revela que el patrón, el libreto es el mismo. Naturalmente cambian los personajes, el tipo específico de acciones tácticas y las maneras de actuar, pero la estrategia, es decir los intereses que cada uno persigue y el libreto, en lo esencial son los mismos.  
  • La cadena de acontecimientos posteriores, entre los cuales podemos mencionar los golpes de Estado en Uruguay, Argentina, el bloqueo económico y político a Cuba por parte de EE. UU., la intervención rusa en Afganistán, su manipulación y utilización de movimientos guerrilleros en África como en Angola y el Congo, su nefasta intervención en la Resistencia del pueblo palestino y el bloqueo al dirigente Arafat, etc., etc., todos ellos siguiendo el mismo hilo de la confrontación de las dos superpotencias por dominio del mundo, nos revela con suficiente claridad que, la esencia de la política de las potencias imperialistas es acumular capital y riquezas saqueando, ojalá a todos los pueblos del mundo, y es por eso que indefectiblemente tienen que entrar en colisiones, confrontaciones y guerras para desalojarse el uno al otro. Y esta esencia no cambiará porque se presenten con el nombre que se presenten y se adornen con los discursos más atractivos y engañosos que quieran. Esas potencias no pueden vivir sin extraerle el sudor y la sangre a su propio pueblo y a todos los pueblos del mundo que puedan.  
  • La “guerra fría” no terminó; simplemente cambió de temperatura. Después del colapso de la superpotencia rusa en 1.989, su recuperación a partir del 2.000 y su acercamiento a la nueva potencia en ascenso, China, para conformar el otro de los dos grandes bloques imperialistas actuales, la confrontación entre ellos se ha recalentado. El descenso de la actividad económica mundial y la irreversible decadencia en que está sumido este sistema imperialista, los ha llevado a tratar de mantener la actividad productiva y el comercio principalmente de armamento militar, es decir, a impulsar la economía de guerra y a descargar la crisis y decadencia sobre las espaldas de la clase obrera y los pueblos. Este colapso en que está metido todo el sistema imperialista, no se resuelve con reformitas de los reformistas, lo cual, no significa que estemos en contra de toda reforma, sino que apoyamos las que realmente contribuyan a mejorar las condiciones de vida de las clases populares; o, creyendo que se puede volver atrás al modelo anterior del llamado “Estado de bienestar” o “Estado intervencionista”, que en mucho alimentó la zanganería de la burocracia sindical y de la aristocracia obrera que arruinaron el movimiento sindical de la clase obrera. Atrás, no hay tal “Estado burgués de bienestar” ni retorno a la “democracia” burguesa. Y adelante menos hay tales embelecos. Al frente, lo que está garantizado es que esa confrontación continúe profundizándose mediante la expansión y agravamiento de las guerras locales, pero con el riesgo inminente de pasar a la guerra global que, en el estado actual de armamentismo y rearme nuclear, y sin Movimiento Revolucionario que lidere la lucha por la paz, es una amenaza real para la supervivencia de la especie humana. 
Teniendo en cuanta lo anterior y todo lo que podamos esclarecer de esa realidad, reiteramos nuestros interrogantes del comienzo: 
¿¡QUÉ O A QUIENS ESTAMOS ESPERANDO!? ¿A QUE VENGA YAKARTA? ¿A QUE LLEGUE YAKARTA? ¿AL TANQUETAZO COMO EN SANTIAGO DE CHILE O EN EL PALACIO DE JUSTICIA EN BOGOTA? ¿ESTAMOS ESPERANDO A DON RODOLFO HECHO UN TATARABUELO INOFENSIVO Y TIERNO? O A ¿UN BARBOSA ELEGANTE, JOBIAL Y CARIÑOSO? O A UNA CABAL ADELGAZADA, MUY DECENTE Y AMABLE, ¿ACARICIANDO Y BESANDO TALVES A DOS MUÑECOS, UNO NEGRO Y OTRO DE RASGOS INDÍGENAS? 
No olvidemos que, tanto en Yakarta como en Santiago de Chile, muchos de los reformistas, excepto Allende y unos pocos que lo acompañaron hasta última hora, confiaron de manera insulsa en que una de las superpotencias, EE. UU. respetaría esos procesos dulces, suaves y exentos de esos odiosos extremismos; y que la otra superpotencia, Rusia, que los pedaleaba, estimulaba, apoyaba y empujaba a la candela, hiciera algo por advertirle a la gente del peligro que la amenazaba y contribuir a prepararla para que creara medios de defensa. Nada de eso llegó, y cuando el tendal de muertos, heridos, presos y perseguidos ya estaba en completa indefensión, los abandonaron. 
EN MEDIO DE ESTA BARBARA CONFRONTACIÓN DE LOS DOS BLOQUES IMPERIALISTAS ACTUALES, NO ESPEREMOS IDILICOS FUTUROS. 
Lo que la experiencia histórica nos muestra y nos enseña es que mientras exista este monstruoso sistema imperialista, lo razonable y cuerdo es prepararnos continua y sistemáticamente para enfrentar lo peor. En esta realidad, lo único que seguro que tenemos por delante es el agravamiento continuo y recrudecimiento de las guerras locales y del peligro inminente de una Tercera Guerra Mundial mucho más devastadora que las anteriores. ¿Es inevitable ese desenlace? No. No es que sea inevitable. Se puede evitar. Pero para eso se necesitan fuerzas políticas y sociales muy grandes y fuertes. Y eso no lo tenemos en el momento, con el agravante que hay no pocos sectores políticos y sociales que evaden la solución de este problema, que se niegan, con muy diversos pretextos y argumentos, a avanzar en esa dirección, a comprometerse a consolidar verdaderos procesos de construcción de organización y fuerza política, con la capacidad para poder resistir, en unas condiciones de enfrentamiento mucho más violento de los que están colocados al lado de uno u otro bloque imperialista.

Cordialmente

EL FARO SOCIAL
Popayán, febrero 20 de 2.024 


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