sábado, 26 de febrero de 2022

 

UNA VEZ MAS: ¿REFORMISMO O REVOLUCIÓN?

 

No somos petristas ni hacemos petrismo por el prurito de estar a la moda o de colocarnos “a la vanguardia” empujando carros viejos y ajenos, cuando no tenemos nada que decir de los nuestros, de lo propio. Nuestra posición crítica con respecto al Proyecto Político de la COLOMBIA HUMANA, tanto nacional como local y con respecto a Gustavo Petro U en particular, es bien conocida en documentos que han sido publicados en lo que se ha llamado EL FARO SOCIAL. Lo es ahora y lo será en el inmediato futuro, respecto de la alianza creada con motivo de la campaña electoral denominada PACTO HISTORICO. Posición crítica que la hemos asumido desde oposiciones revolucionarias, no únicamente con respecto a Petro y sus propuestas políticas, sino fundamentalmente con respecto al sistema capitalista en su conjunto y de su modelo neoliberal actual, de la institucionalidad que nos toca soportar contra nuestra voluntad, de todas las agrupaciones políticas existentes y de su papel en el pasado, el presente y el futuro. Somos revolucionarios, y esto está corroborado por nuestra trayectoria política, nuestros fundamentos teórico-políticos y nuestra práctica, los cuales indican de manera inequívoca lo que somos y nos dan la autoridad para decir en qué podemos estar de acuerdo con diferentes sectores políticos democráticos y en que no.

En más de una ocasión hemos escuchado de los propios labios de Petro, explicar que en su Gobierno “no habrá expropiaciones de tierras”, refriéndose a su propuesta de Reforma Agraria; que “él no es expropiador”. Que “es un liberal demócrata”, y que “lo que está proponiendo es Reanudar, Fomentar y Dirimir sobre las Reformas que planteara e intentara llevar a cabo Alfonso López Pumarejo en la década de los años 30 del siglo XX”, hace más o menos 85 años.

Claro está que su propuesta política no se reduce solo a lo atinente a la Reforma Agraria, la cual conlleva el cumplimiento de los Acuerdos de La Habana y la consolidación del proceso de reconciliación nacional y de la paz. También ha planteado una transición energética mediante la sustitución gradual de la energía contaminante de origen fósil (petróleo, carbón), por la generación de energías alternativas limpias; un proceso de industrialización del país que no está muy claro cómo lo haría, con quienes o de quienes, dónde y en qué sectores de la economía lo haría; de Reforma Tributaria; de impulso a la organización cooperativa para los pequemos y medianos productores del agro, industriales, comerciantes y de servicios del área urbana, y reorientar las políticas ambientales del país, que desde luego, estaría muy atada a la de las energías limpias y de Reforma Agraria.

Desde nuestro punto de vista, la propuesta de Reforma Agraria es la más incierta y la que más presenta y presentará, no solo resistencias, dificultades, oposición, sabotajes y bloqueos legales e ilegales, sino polémicas, enfrentamientos y lo más probable y en cierta forma, lo más seguro: una nueva oleada de violencia por parte de la extrema derecha (terratenientes, capital financiero, narcotraficantes y paramilitares) con el apoyo institucional del poder político que seguirán conservando, pues bien entendido debe estar que, como la plantea Petro, es el típico proceso de Reforma Agraria institucional, legal, de tipo liberal, en el cual, un sector de la burguesía democrática emprende la redistribución de la propiedad territorial mediante la compra de tierras para entregárselas a comunidades rurales que todavía quieran seguir cultivando el campo (hasta ahora no se sabe en qué condiciones concretas legales y financieras  se haría). Esto significa, y así lo ha dicho el mismo Petro, que las tierras que los narcotraficantes, paramilitares y terratenientes les arrebataron recientemente a los campesinos, hay que comprárselas a los despojadores para poder devolvérselas a quienes fueron sus dueños. Es decir, otra vez hay que premiar a los victimarios. 

Brevemente veamos algunos aspectos de estas propuestas, para que no nos llamemos a engaños. Los estudios y análisis que tenemos, tanto de las transformaciones agrarias que se han operado en la economía internacional, después de la tan nombrada y poco conocida “revolución verde” y, de manera especial, de lo sucedido en nuestro país desde los intentos de Reforma Agraria de tipo liberal democrático de López Pumarejo, hasta lo sucedido en la década de los años 90 del siglo XX y lo que va corrido del presente, nos han demostrado con toda certeza, que ese tipo de procesos de Reformas Agrarias institucionales y legales de tipo liberal democrático, quedaron canceladas desde inicios del siglo XX (1.900) por las siguientes razones:

a)    Porque a partir de ese momento el capitalismo de libre concurrencia, que era democrático, se trasformó en el sistema monopolista en términos de la organización y la propiedad industrial, comercial y financiera, y en términos políticos, en el sistema imperialista mundial anti-democrático. En adelante, a las burguesías de los países más desarrollados, para nada les interesaba el crecimiento y desarrollo de las economías nacionales de los países de menor desarrollo capitalista, su independencia nacional ni soberanía, sino precisamente la exportación de capitales a esos países, la explotación de sus recursos, de su mano de obra barata y su dependencia. Este nuevo tipo de economía capitalista y el tipo de burguesía correspondiente a ella, cambió totalmente su pelleja liberal, democrática y adoptó la de caimanes y fieras que destrozan todo lo que encuentran, siempre y cuando les pueda rendir ganancias. Por eso, no estarán interesadas en lo más mínimo, en apoyar procesos democráticos en los países más débiles, sino en esquilmarlos. Por esta razón, las luchas agrarias democráticas tuvieron que transformarse en revoluciones agrarias, como sucedió en México en 1.910, en Rusia en 1.905-1.907 y en febrero de 1.917, en China de 1.911 a 1.949, en Cuba en 1.959, para nombrar solo las más conocidas. Quien examine con algo de sentido crítico estos procesos a partir de los inicios del siglo XX, encontrará que mientras estos hayan estado dirigidos por esa burguesía democrática, todos, absolutamente todos, han terminado en el fracaso, antes o después de que esa burguesía asumiera el poder, en los casos en que ha sucedido así. Las luchas democráticas y en especial por Reformas Agrarias de ese tipo, se han dado naturalmente, pero mientras hayan estado dirigidas por ese sector político, todas, sin excepción, han terminado en el fracaso, porque su camino está cerrado. El que no está cerrado es el camino de la Revolución que, sobre todo, en las condiciones actuales, no podrá ser solo agraria.

b)    Con la transformación de la economía capitalista en monopolista e imperialista, las políticas agrarias globales, se dirigieron, no a promover y apoyar los procesos de Reformas Agrarias democráticos, sino a impulsar las agroindustrias dependientes del mercado externo y a fortalecer los sectores políticos más reaccionarios en los países dependientes, a cuya cabeza estaban, claro está, los agroindustriales y terratenientes más o menos tradicionales, para garantizar la alianza política y la defensa de sus intereses económicos y políticos.

En Colombia este rumbo de las políticas agrarias del capital internacional aliado a los sectores más reaccionarios internos, se fortaleció aún más a partir de la década de los años 40 del siglo XX, precisamente para oponerse a las reformas impulsadas por López Pumarejo, y ya sabemos muy bien cuál fue su desenvolvimiento y en qué terminó en la década siguiente. En esta década de los años 50, ya había sido lanzada y entrado en operación la tan manoseada “revolución verde” como política internacional para el agro y, esta no vino a “acabar con el hambre” y “resolver los problemas a los campesinos” que tanto pregonaron, sino a proletarizarlos en parte, pero también a despojarlos de sus sistemas tradicionales de cultivo, de sus semillas nativas y a continuar el despojo de sus tierras. En adelante, las políticas agrarias, específicamente en nuestro caso, estarían dirigidas a promover, apoyar y fortalecer la producción agroindustrial destinada fundamentalmente a la exportación. Pero lo más importante: esta orientación política estaba dirigida a fortalecer los sectores más reaccionarios de la sociedad, los agroindustriales y terratenientes y su alianza con el sector financiero, el industrial y el comercial. A partir de esa época comenzaron a prosperar las agroindustrias de la Caña de azúcar, de palma africana, arroz, sorgo, ajonjolí, la del café y muchos otros de pequeños y medianos productores, los cuales fueron abandonando las técnicas tradicionales de cultivo, para ir adoptando todas las tecnologías en uso ahora y especialmente el monocultivo.

Esa fue la primera contrarrevolución agraria de ese siglo con sus consecuencias que hasta hoy las estamos padeciendo. También sabemos muy bien cómo se operó la segunda contrarrevolución agraria en la década de los años 70, e incluso, algunos de nosotros fuimos testigos presenciales de la manera cómo se torpedeó y se desmontó la propuesta de Reforma Agraria de Lleras Restrepo, a pesar de todas las limitaciones que tenía, hecho consumado en el famoso Pacto de Chicoral. Y con mayor razón, no solo conocemos bien lo sucedido en la década de los años 90, sino que, además, hemos sido testigos de la barbarie desatada en la tercera contrarrevolución agraria, ante la última propuesta de Reforma Agraria del mismo siglo. Y en estos 7 últimos años del presente siglo, hay muchos síntomas y señales que nos indican que los mismos sectores políticos de la extrema derecha, pueden estar preparando la cuarta contrarrevolución agraria, dados los Acuerdos de La Habana en los cuales, uno de los puntos álgidos de negociación fue precisamente la propuesta de Reforma Agraria Integral planteada por los negociadores de las FARC-EP, a los que de inmediato respondieron con la oposición y han hecho todo lo posible para desconocerlos e incumplirlos. Hay otras razones que respaldan la conclusión a la que hemos llegado, pero la brevedad del presente escrito, no nos permite extendernos más.

En cuanto a las demás reformas planteadas por Petro, en forma sucinta, podemos decir que la de la transición energética, es ya una tendencia mundial que se abre paso frente a la gravedad de los efectos causados por el calentamiento global. Y se abre paso, no porque los burgueses de las potencias imperialistas y de los países dependientes se hayan vuelto humanistas, ecologistas y ambientalistas preocupados por las desgracias de los pobres, sino porque, mientras los cambios tecnológicos, las nuevas infraestructuras que hay que crear y los negocios que conlleva ese cambio, estén en manos del capital y no amenacen su poder, no hay ningún inconveniente; además, les será útil para lavarse la cara y presentarse como progresistas. Han hecho y harán desde luego, oposición, demoras, bloqueos y retrasos a esos cambios, pero ya no los podrán detener.

Una reforma tributaria que realmente favorezca al pueblo y a toda la sociedad colombiana, es más que necesaria. Aquello que tanto se repite que “el que más tiene deberá pagar más”, es una monumental mentira mientras no se dé el paso de gravar los patrimonios de los más ricos. Estos se han opuesto a este paso con miles de argucias, entre ellas, la de que, poner a tributar a las empresas y gravar al mismo tiempo el patrimonio particular de los dueños de las empresas, es una doble tributación y que eso constituye un atropello y una expropiación a sus sacrosantos derechos a la propiedad privada. Lo que siempre han exigido, es que se grave a las empresas, porque eso les permite trasladar ese pago de impuestos, a los costos de producción, y con ello, a los precios de los productos. De esa manera, es la sociedad en su conjunto mediante el consumo, la que termina pagando los impuestos, no los ricos de su patrimonio. Sin embargo, más que este paso, que es absolutamente necesario desde el punto de vista de un gobierno liberal democrático, es en la evasión de impuestos y en el monumental saqueo del patrimonio público por parte de la corrupción desbordada, donde hay que incidir de manera rápida y contundente para parar el desangre, porque ese si constituye una verdadera expropiación y privatización de los dineros públicos. Más de la mitad del presupuesto nacional, es absorbido por la evasión y los expropiadores vía robo de los bienes públicos.

La propuesta de impulsar la organización cooperativa para pequeños y medianos productores del campo y de la industria, comercio y servicios, nos parece de suma importancia y urgencia por muchas razones de orden económico-productivo y político, sobre las cuales no podemos extendernos aquí, pero sí queremos señalar que, sobre el particular, hay que indicar en forma precisa qué ´pasos dar y qué rumbo seguir. Creemos que lo primero que hay hacer en este caso, es reformar la legislación cooperativa actual. El modelo neoliberal le arrebató una serie de derechos adquiridos en largas luchas a las cooperativas y para que esa propuesta sea viable y efectiva, hay que devolverle esos derechos al sistema cooperativo.

Como ya expresamos antes, en la propuesta de retomar la industrialización del país, no vemos con claridad “cómo lo haría, con quienes o de quienes, dónde y en qué sectores de la economía lo haría”. El modelo neoliberal desindustrializó el país. Desde la década de los años 70 del siglo XX, muchas empresas publicas fueron vendidas en subastas a precios irrisorios y otro tanto de empresas privadas fueron liquidadas para convertirlas en simples importadores e intermediarias comerciales. Preguntamos: ¿se seguirá en este caso los mismos senderos del modelo neoliberal? ¿Se continuará con la misma dinámica? ¿Lo continuarán haciendo los mismos grupos que han concentrado la gran mayoría de las actividades económicas del país? ¿Se permitirá seguir concentrando estas actividades en los mismos sitios? ¿O se impulsará en otras regiones deprimidas? En este momento, por ejemplo, muchas de las obras viales 4G y otras, además de algunas industrias nuevas muy atadas a la inversión extranjera, están concentradas en Antioquia y en parte en la Costa Atlántica. ¿Y las zonas y regiones más deprimidas del país qué? Estas son algunas de las tantas preguntas que nos surgen.

Y en cuanto a la reorientación de las políticas ecológicas y ambientales, nos parece que hasta ahora está solo el enunciado, pero no hay un derrotero bien estructurado que permita ver con claridad hacia dónde es que tenemos que ir, máxime ahora que estamos frente a los drásticos efectos de los trastornos climáticos y las consecuencias que ya estamos padeciendo y las que vendrán, de una parte; de otra parte, la gran demagogia que han puesto en acción los mismos promotores del neoliberalismo para convertir esta amenaza en una oportunidad de negocios.

¿Significa todo esto que somos anti-petristas? ¿Qué estamos haciendo campaña electoral contra Petro? No. Al contrario. Consideramos que en el momento y en las circunstancias en que nos encontramos, hay que acompañar y apoyar la propuesta política de Petro, pues, al fin y al cabo, es el único que está proponiendo algo serio para aliviar por lo menos, la grave situación económica, política y social que vive el país; solo que nosotros no llamamos simplemente a votar por Petro de manera incondicional, lo que de hecho significa seguir reproduciendo el mismo sistema y la práctica de los partidos tradicionales. Llamamos a votar por la lista cerrada al Congreso del PACTO HISTORICO y por Petro para la Presidencia de la República, pero lo hacemos con nuestra posición política propia e independiente. Más que dar el voto, apoyaremos todo lo signifique y ayude a consolidar y a avanzar en el proceso de democratización del país, al mismo tiempo que mantendremos nuestra posición crítica y denunciaremos cualquier cosa que perjudique ese proceso. Estamos reconstruyendo y construyendo nuestros fundamentos ideológicos, políticos y organizativos independientes y lo hacemos partiendo de una posición revolucionaria. Por eso, más que a votar por Petro, llamamos a todos quienes compartan nuestros puntos de vista, a que trabajemos y avancemos en la construcción del gran MOVIMIENTO POLÍTICO Y SOCIAL REVOLUCIONARIO, capaz de ir más allá de simples reformas liberales, que, si bien pueden ser necesarias y ayudar a que el pueblo se sacuda la coyunda de la extrema derecha que nos ha doblegado por tantos años y lo sigue haciendo, no acabarán con el sistema capitalista y sus llagas. Esta propuesta de reformas democrático-liberales puede contribuir a avanzar en la consolidación del proceso de democratización del país, si, y solo si se llevan adelante de manera firme y consecuente, apoyándose sin vacilaciones en la energía y la fuerza latentes que están almacenadas en el pueblo colombiano. Bien quedó demostrado esto en las movilizaciones populares de 2.019 y 2.021. Reservas para avanzar en esa dirección es lo que hay en Colombia. Solo necesitamos aclarar el camino.

Desde nuestro punto de vista y de acuerdo a lo anterior, no podemos y ni debemos limitarnos únicamente a apoyar la propuesta de Petro y del PACTO HISTORICO con votos. Más que eso, es de suma importancia entender que, cuando vengan las “resistencias, dificultades, oposición, sabotajes y bloqueos legales e ilegales, … polémicas, enfrentamientos y … una nueva oleada de violencia por parte de la extrema derecha (terratenientes, capital financiero, narcotraficantes y paramilitares) con el apoyo institucional del poder político que seguirán conservando”, veremos cuál será la actitud política de Petro y el PACTO HISTORICO; si deciden seguir adelante con el pueblo, o deciden aferrarse a la legalidad y los instrumentos institucionales de la minoría oligárquica que tanto nos han azotado. En este caso, el mejor respaldo que podemos dar al proceso de democratización es promover con toda la energía y contundencia posibles, la movilización política popular para romper las vacilaciones de su propio sector político y quebrantar los bloqueos y sabotajes de la extrema derecha. Esperar a que solo desde el Gobierno y los organismos estatales, con todo lo podridos que están, se puedan realizar los cambios que se necesitan, sería el peor error político que se pueda cometer. 


Buenas noches, se estaba pasando por alto: es un aporte que hacen Marino Ausecha, Alonso Muñoz y Manolo Álvarez al análisis político de la campaña electoral del candidato a la Presidencia de la Republica por la alianza denominada PACTO HISTORICO, Gustavo Petro U. y su participación en ella de una manera consciente. 

   

  

 

 

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