UNA VEZ MAS: ¿REFORMISMO O REVOLUCIÓN?
No
somos petristas ni hacemos petrismo por el prurito de estar a la moda o de
colocarnos “a la vanguardia” empujando carros viejos y ajenos, cuando no
tenemos nada que decir de los nuestros, de lo propio. Nuestra posición crítica
con respecto al Proyecto Político de la COLOMBIA HUMANA, tanto nacional como
local y con respecto a Gustavo Petro U en particular, es bien conocida en documentos
que han sido publicados en lo que se ha llamado EL FARO SOCIAL. Lo es ahora y
lo será en el inmediato futuro, respecto de la alianza creada con motivo de la campaña
electoral denominada PACTO HISTORICO. Posición crítica que la hemos asumido desde
oposiciones revolucionarias, no únicamente con respecto a Petro y sus
propuestas políticas, sino fundamentalmente con respecto al sistema capitalista
en su conjunto y de su modelo neoliberal actual, de la institucionalidad que
nos toca soportar contra nuestra voluntad, de todas las agrupaciones políticas
existentes y de su papel en el pasado, el presente y el futuro. Somos
revolucionarios, y esto está corroborado por nuestra trayectoria política,
nuestros fundamentos teórico-políticos y nuestra práctica, los cuales indican
de manera inequívoca lo que somos y nos dan la autoridad para decir en qué
podemos estar de acuerdo con diferentes sectores políticos democráticos y en
que no.
En
más de una ocasión hemos escuchado de los propios labios de Petro, explicar que
en su Gobierno “no habrá expropiaciones de tierras”, refriéndose a su propuesta
de Reforma Agraria; que “él no es expropiador”. Que “es un liberal demócrata”,
y que “lo que está proponiendo es Reanudar,
Fomentar y Dirimir sobre las Reformas que planteara e intentara llevar a
cabo Alfonso López Pumarejo en la década de los años 30 del siglo XX”, hace más
o menos 85 años.
Claro
está que su propuesta política no se reduce solo a lo atinente a la Reforma
Agraria, la cual conlleva el cumplimiento de los Acuerdos de La Habana y la
consolidación del proceso de reconciliación nacional y de la paz. También ha
planteado una transición energética mediante la sustitución gradual de la
energía contaminante de origen fósil (petróleo, carbón), por la generación de energías
alternativas limpias; un proceso de industrialización del país que no está muy
claro cómo lo haría, con quienes o de quienes, dónde y en qué sectores de la
economía lo haría; de Reforma Tributaria; de impulso a la organización
cooperativa para los pequemos y medianos productores del agro, industriales,
comerciantes y de servicios del área urbana, y reorientar las políticas
ambientales del país, que desde luego, estaría muy atada a la de las energías
limpias y de Reforma Agraria.
Desde
nuestro punto de vista, la propuesta de Reforma Agraria es la más incierta y la
que más presenta y presentará, no solo resistencias, dificultades, oposición,
sabotajes y bloqueos legales e ilegales, sino polémicas, enfrentamientos y lo
más probable y en cierta forma, lo más seguro: una nueva oleada de violencia
por parte de la extrema derecha (terratenientes, capital financiero,
narcotraficantes y paramilitares) con el apoyo institucional del poder político
que seguirán conservando, pues bien entendido debe estar que, como la plantea
Petro, es el típico proceso de Reforma Agraria institucional, legal, de tipo
liberal, en el cual, un sector de la burguesía democrática emprende la
redistribución de la propiedad territorial mediante la compra de tierras para
entregárselas a comunidades rurales que todavía quieran seguir cultivando el
campo (hasta ahora no se sabe en qué condiciones concretas legales y
financieras se haría). Esto significa, y
así lo ha dicho el mismo Petro, que las tierras que los narcotraficantes,
paramilitares y terratenientes les arrebataron recientemente a los campesinos,
hay que comprárselas a los despojadores para poder devolvérselas a quienes
fueron sus dueños. Es decir, otra vez hay que premiar a los victimarios.
Brevemente
veamos algunos aspectos de estas propuestas, para que no nos llamemos a
engaños. Los estudios y análisis que tenemos, tanto de las transformaciones
agrarias que se han operado en la economía internacional, después de la tan
nombrada y poco conocida “revolución verde” y, de manera especial, de lo
sucedido en nuestro país desde los intentos de Reforma Agraria de tipo liberal
democrático de López Pumarejo, hasta lo sucedido en la década de los años 90
del siglo XX y lo que va corrido del presente, nos han demostrado con toda
certeza, que ese tipo de procesos de Reformas Agrarias institucionales y
legales de tipo liberal democrático, quedaron canceladas desde inicios del
siglo XX (1.900) por las siguientes razones:
a) Porque a partir de ese momento el capitalismo de libre
concurrencia, que era democrático, se trasformó en el sistema monopolista en
términos de la organización y la propiedad industrial, comercial y financiera,
y en términos políticos, en el sistema imperialista mundial anti-democrático. En
adelante, a las burguesías de los países más desarrollados, para nada les
interesaba el crecimiento y desarrollo de las economías nacionales de los
países de menor desarrollo capitalista, su independencia nacional ni soberanía,
sino precisamente la exportación de capitales a esos países, la explotación de
sus recursos, de su mano de obra barata y su dependencia. Este nuevo tipo de
economía capitalista y el tipo de burguesía correspondiente a ella, cambió
totalmente su pelleja liberal, democrática y adoptó la de caimanes y fieras que
destrozan todo lo que encuentran, siempre y cuando les pueda rendir ganancias.
Por eso, no estarán interesadas en lo más mínimo, en apoyar procesos
democráticos en los países más débiles, sino en esquilmarlos. Por esta razón, las luchas agrarias
democráticas tuvieron que transformarse en revoluciones agrarias, como
sucedió en México en 1.910, en Rusia en 1.905-1.907 y en febrero de 1.917, en
China de 1.911 a 1.949, en Cuba en 1.959, para nombrar solo las más conocidas.
Quien examine con algo de sentido crítico estos procesos a partir de los
inicios del siglo XX, encontrará que mientras estos hayan estado dirigidos por
esa burguesía democrática, todos, absolutamente todos, han terminado en el
fracaso, antes o después de que esa burguesía asumiera el poder, en los casos
en que ha sucedido así. Las luchas democráticas y en especial por Reformas
Agrarias de ese tipo, se han dado naturalmente, pero mientras hayan estado
dirigidas por ese sector político, todas, sin excepción, han terminado en el
fracaso, porque su camino está cerrado. El
que no está cerrado es el camino de la Revolución que, sobre todo, en las
condiciones actuales, no podrá ser solo agraria.
b) Con la transformación de la economía capitalista en
monopolista e imperialista, las políticas agrarias globales, se dirigieron, no
a promover y apoyar los procesos de Reformas Agrarias democráticos, sino a
impulsar las agroindustrias dependientes del mercado externo y a fortalecer los
sectores políticos más reaccionarios en los países dependientes, a cuya cabeza
estaban, claro está, los agroindustriales y terratenientes más o menos
tradicionales, para garantizar la alianza política y la defensa de sus intereses
económicos y políticos.
En Colombia este rumbo de las políticas agrarias del
capital internacional aliado a los sectores más reaccionarios internos, se
fortaleció aún más a partir de la década de los años 40 del siglo XX,
precisamente para oponerse a las reformas impulsadas por López Pumarejo, y ya
sabemos muy bien cuál fue su desenvolvimiento y en qué terminó en la década
siguiente. En esta década de los años 50, ya había sido lanzada y entrado en
operación la tan manoseada “revolución verde” como política internacional para
el agro y, esta no vino a “acabar con el hambre” y “resolver los problemas a
los campesinos” que tanto pregonaron, sino a proletarizarlos en parte, pero
también a despojarlos de sus sistemas tradicionales de cultivo, de sus semillas
nativas y a continuar el despojo de sus tierras. En adelante, las políticas
agrarias, específicamente en nuestro caso, estarían dirigidas a promover,
apoyar y fortalecer la producción agroindustrial destinada fundamentalmente a
la exportación. Pero lo más importante: esta orientación política estaba
dirigida a fortalecer los sectores más reaccionarios de la sociedad, los
agroindustriales y terratenientes y su alianza con el sector financiero, el
industrial y el comercial. A partir de esa época comenzaron a prosperar las
agroindustrias de la Caña de azúcar, de palma africana, arroz, sorgo, ajonjolí,
la del café y muchos otros de pequeños y medianos productores, los cuales fueron
abandonando las técnicas tradicionales de cultivo, para ir adoptando todas las
tecnologías en uso ahora y especialmente el monocultivo.
Esa fue
la primera contrarrevolución agraria de ese siglo con sus consecuencias que
hasta hoy las estamos padeciendo. También sabemos muy bien cómo se operó la
segunda contrarrevolución agraria en la década de los años 70, e incluso,
algunos de nosotros fuimos testigos presenciales de la manera cómo se torpedeó
y se desmontó la propuesta de Reforma Agraria de Lleras Restrepo, a pesar de
todas las limitaciones que tenía, hecho consumado en el famoso Pacto de
Chicoral. Y con mayor razón, no solo conocemos bien lo sucedido en la década de
los años 90, sino que, además, hemos sido testigos de la barbarie desatada en
la tercera contrarrevolución agraria, ante la última propuesta de Reforma Agraria
del mismo siglo. Y en estos 7
últimos años del presente siglo, hay muchos síntomas y señales que nos indican
que los mismos sectores políticos de la extrema derecha, pueden estar
preparando la cuarta contrarrevolución agraria, dados los Acuerdos de La Habana
en los cuales, uno de los puntos álgidos de negociación fue precisamente la
propuesta de Reforma Agraria Integral planteada por los negociadores de las
FARC-EP, a los que de inmediato respondieron con la oposición y han hecho todo
lo posible para desconocerlos e incumplirlos. Hay otras razones que
respaldan la conclusión a la que hemos llegado, pero la brevedad del presente
escrito, no nos permite extendernos más.
En
cuanto a las demás reformas planteadas por Petro, en forma sucinta, podemos
decir que la de la transición energética, es ya una tendencia mundial que se
abre paso frente a la gravedad de los efectos causados por el calentamiento
global. Y se abre paso, no porque los burgueses de las potencias imperialistas
y de los países dependientes se hayan vuelto humanistas, ecologistas y
ambientalistas preocupados por las desgracias de los pobres, sino porque,
mientras los cambios tecnológicos, las nuevas infraestructuras que hay que
crear y los negocios que conlleva ese cambio, estén en manos del capital y no
amenacen su poder, no hay ningún inconveniente; además, les será útil para
lavarse la cara y presentarse como progresistas. Han hecho y harán desde luego,
oposición, demoras, bloqueos y retrasos a esos cambios, pero ya no los podrán
detener.
Una
reforma tributaria que realmente favorezca al pueblo y a toda la sociedad colombiana,
es más que necesaria. Aquello que tanto se repite que “el que más tiene deberá
pagar más”, es una monumental mentira mientras no se dé el paso de gravar los
patrimonios de los más ricos. Estos se han opuesto a este paso con miles de
argucias, entre ellas, la de que, poner a tributar a las empresas y gravar al
mismo tiempo el patrimonio particular de los dueños de las empresas, es una
doble tributación y que eso constituye un atropello y una expropiación a sus
sacrosantos derechos a la propiedad privada. Lo que siempre han exigido, es que
se grave a las empresas, porque eso les permite trasladar ese pago de
impuestos, a los costos de producción, y con ello, a los precios de los
productos. De esa manera, es la sociedad en su conjunto mediante el consumo, la
que termina pagando los impuestos, no los ricos de su patrimonio. Sin embargo,
más que este paso, que es absolutamente necesario desde el punto de vista de un
gobierno liberal democrático, es en la evasión de impuestos y en el monumental
saqueo del patrimonio público por parte de la corrupción desbordada, donde hay
que incidir de manera rápida y contundente para parar el desangre, porque ese
si constituye una verdadera expropiación y privatización de los dineros
públicos. Más de la mitad del presupuesto nacional, es absorbido por la evasión
y los expropiadores vía robo de los bienes públicos.
La
propuesta de impulsar la organización cooperativa para pequeños y medianos
productores del campo y de la industria, comercio y servicios, nos parece de
suma importancia y urgencia por muchas razones de orden económico-productivo y
político, sobre las cuales no podemos extendernos aquí, pero sí queremos
señalar que, sobre el particular, hay que indicar en forma precisa qué ´pasos
dar y qué rumbo seguir. Creemos que lo primero que hay hacer en este caso, es
reformar la legislación cooperativa actual. El modelo neoliberal le arrebató
una serie de derechos adquiridos en largas luchas a las cooperativas y para que
esa propuesta sea viable y efectiva, hay que devolverle esos derechos al
sistema cooperativo.
Como
ya expresamos antes, en la propuesta de retomar la industrialización del país,
no vemos con claridad “cómo lo haría, con quienes o de quienes, dónde y en qué
sectores de la economía lo haría”. El modelo neoliberal desindustrializó el
país. Desde la década de los años 70 del siglo XX, muchas empresas publicas
fueron vendidas en subastas a precios irrisorios y otro tanto de empresas
privadas fueron liquidadas para convertirlas en simples importadores e intermediarias
comerciales. Preguntamos: ¿se seguirá en este caso los mismos senderos del
modelo neoliberal? ¿Se continuará con la misma dinámica? ¿Lo continuarán
haciendo los mismos grupos que han concentrado la gran mayoría de las
actividades económicas del país? ¿Se permitirá seguir concentrando estas
actividades en los mismos sitios? ¿O se impulsará en otras regiones deprimidas?
En este momento, por ejemplo, muchas de las obras viales 4G y otras, además de
algunas industrias nuevas muy atadas a la inversión extranjera, están
concentradas en Antioquia y en parte en la Costa Atlántica. ¿Y las zonas y
regiones más deprimidas del país qué? Estas son algunas de las tantas preguntas
que nos surgen.
Y
en cuanto a la reorientación de las políticas ecológicas y ambientales, nos
parece que hasta ahora está solo el enunciado, pero no hay un derrotero bien
estructurado que permita ver con claridad hacia dónde es que tenemos que ir,
máxime ahora que estamos frente a los drásticos efectos de los trastornos
climáticos y las consecuencias que ya estamos padeciendo y las que vendrán, de
una parte; de otra parte, la gran demagogia que han puesto en acción los mismos
promotores del neoliberalismo para convertir esta amenaza en una oportunidad de
negocios.
¿Significa
todo esto que somos anti-petristas? ¿Qué estamos haciendo campaña electoral
contra Petro? No. Al contrario. Consideramos que en el momento y en las
circunstancias en que nos encontramos, hay que acompañar y apoyar la propuesta
política de Petro, pues, al fin y al cabo, es el único que está proponiendo
algo serio para aliviar por lo menos, la grave situación económica, política y
social que vive el país; solo que nosotros no llamamos simplemente a votar por
Petro de manera incondicional, lo que de hecho significa seguir reproduciendo
el mismo sistema y la práctica de los partidos tradicionales. Llamamos a votar
por la lista cerrada al Congreso del PACTO HISTORICO y por Petro para la
Presidencia de la República, pero lo hacemos con nuestra posición política
propia e independiente. Más que dar el voto, apoyaremos todo lo signifique y
ayude a consolidar y a avanzar en el proceso de democratización del país, al
mismo tiempo que mantendremos nuestra posición crítica y denunciaremos cualquier
cosa que perjudique ese proceso. Estamos reconstruyendo y construyendo nuestros
fundamentos ideológicos, políticos y organizativos independientes y lo hacemos
partiendo de una posición revolucionaria. Por eso, más que a votar por Petro,
llamamos a todos quienes compartan nuestros puntos de vista, a que trabajemos y
avancemos en la construcción del gran MOVIMIENTO POLÍTICO Y SOCIAL
REVOLUCIONARIO, capaz de ir más allá de simples reformas liberales, que, si
bien pueden ser necesarias y ayudar a que el pueblo se sacuda la coyunda de la extrema
derecha que nos ha doblegado por tantos años y lo sigue haciendo, no acabarán
con el sistema capitalista y sus llagas. Esta propuesta de reformas
democrático-liberales puede contribuir a avanzar en la consolidación del
proceso de democratización del país, si, y solo si se llevan adelante de manera
firme y consecuente, apoyándose sin vacilaciones en la energía y la fuerza
latentes que están almacenadas en el pueblo colombiano. Bien quedó demostrado
esto en las movilizaciones populares de 2.019 y 2.021. Reservas para avanzar en
esa dirección es lo que hay en Colombia. Solo necesitamos aclarar el camino.
Desde nuestro punto de vista y de acuerdo a lo anterior, no podemos y ni debemos limitarnos únicamente a apoyar la propuesta de Petro y del PACTO HISTORICO con votos. Más que eso, es de suma importancia entender que, cuando vengan las “resistencias, dificultades, oposición, sabotajes y bloqueos legales e ilegales, … polémicas, enfrentamientos y … una nueva oleada de violencia por parte de la extrema derecha (terratenientes, capital financiero, narcotraficantes y paramilitares) con el apoyo institucional del poder político que seguirán conservando”, veremos cuál será la actitud política de Petro y el PACTO HISTORICO; si deciden seguir adelante con el pueblo, o deciden aferrarse a la legalidad y los instrumentos institucionales de la minoría oligárquica que tanto nos han azotado. En este caso, el mejor respaldo que podemos dar al proceso de democratización es promover con toda la energía y contundencia posibles, la movilización política popular para romper las vacilaciones de su propio sector político y quebrantar los bloqueos y sabotajes de la extrema derecha. Esperar a que solo desde el Gobierno y los organismos estatales, con todo lo podridos que están, se puedan realizar los cambios que se necesitan, sería el peor error político que se pueda cometer.
Buenas noches, se estaba pasando por alto: es un aporte que hacen Marino Ausecha, Alonso Muñoz y Manolo Álvarez al análisis político de la campaña electoral del candidato a la Presidencia de la Republica por la alianza denominada PACTO HISTORICO, Gustavo Petro U. y su participación en ella de una manera consciente.