PRECISEMOS AÚN MÁS NUESTRA POSICIÓN
FRENTE A LA GUERRA EN UCRANIA.
EL ENFRENTAMIENTO DE LOS DOS BLOQUES
IMPERIALISTAS ACTUALES EN UCRANIA, CAUSA FUNDAMENTAL DEL CONFLICTO BÉLICO,
PUEDE ESTAR TAN LEJOS O TAN CERCA DE NOSOTROS.
No
tenemos necesidad de hacer tantos esfuerzos ni de torturarnos tanto el cerebro
para enterarnos y darnos cuenta de la gigantesca campaña mediática desplegada
por el bloque imperialista conformado por Estados Unidos, Unión Europea, Japón
y todos sus aliados para manipular, aderezar y enderezar la opinión pública a
su favor y en contra de “los agresores de Ucrania”, desde el momento en que
comenzó la invasión militar rusa a su territorio. A partir de ese momento,
todos los días, mañana, medio día, tarde y noche, tenemos el bombardeo continuo
por la gran mayoría de medios de comunicación, cumpliendo la sagrada misión de
“informarnos” acerca de los acontecimientos en Ucrania. La “información veraz”
llueve a cántaros; las imágenes de los destrozos físicos y de los horrores contra
la población civil van y vienen; las dramáticas escenas de los refugiados
agigantan la tragedia; los analistas expertos en asuntos de conflictos
geopolíticos, debutan haciendo las sustentaciones que convienen al uno o al
otro bloque; y la parcialización grosera se erige en un burdo insulto a la
inteligencia y la dignidad de quienes recibimos toda esa basura.
Es
la misma función y los roles que debieron jugar los medios de comunicación en
su momento y con el grado de desarrollo alcanzado, controlados y manejados por
los nazi-fascistas, antes y durante la Segunda Guerra Mundial de mentir,
engañar, intrigar, lanzar insultos y ofender para provocar a quienes no estén
de acuerdo y a los adversarios, enlodar y destruir política y moralmente a
quienes no comparten o tengan su posición crítica, así no estén con los
adversarios, y sobre todo, de ocultar y silenciar todo lo que no convenga o
ponga al descubierto sus patrañas, aun tratándose de verdades simples y
elementales.
De
otra manera no podríamos entender por
qué Estados Unidos con la Unión Europea, venían desde 2.014, en incluso
antes, organizando, creando y armando bandas nazi-fascistas en Ucrania para
desestabilizar los Gobiernos que bien o mal y de alguna manera, tenían una
cierta legitimidad, para colocar en su reemplazo a Gobiernos y personajes
títeres, como lo es el actual presidente, con el expreso y claro propósito de
anexar a Ucrania a la Unión Europea y a la OTAN, es decir, colocarla del lado
de su bloque imperialista. Esto no
es más que la misma táctica y los mismos métodos que han venido empleando desde
hace años atrás, como lo hicieron en Nicaragua, El Salvador y Guatemala
creando, financiando y apoyando militarmente a los paramilitares o “contras”,
como los denominaron; sucedió en Yugoeslavia con las bandas de “limpieza
étnica”; en Siria e Irak, con los bandoleros del Estado Islámico; y lo hemos
presenciado con horror y profundo dolor en nuestra propia tierra. Naturalmente,
hacemos estas menciones como las más conocidas y recientes.
“¡Oh
delirante confusión” de la perfidia y la perversidad! ¡Oh demencial circo
romano! en el que la sangre de los gladiadores en la arena irritaba el hambre
de pan de la plebe y saciaba los placeres de los Césares. De eso no se ocupan
los medios de comunicación, ni los analistas expertos, ni los políticos, y
menos si están en campaña electoral. Ahora “el único malo de la película” es
Putin, y hay que hacerle creer a “los hambrientos de pan del circo …” que Putin
y los invasores de Ucrania son “socialistas”, “revolucionarios”, que quieren
acabar con la democracia. Ahora Macrón y Ángela Merkel, a la que tanto alabaron
cuando se retiró del mando en el Gobierno de Alemania, otros Gobiernos de Europa
Occidental y Central y sus mandarines estadounidenses, no han tenido nada que ver en lo que sucede en Ucrania y hay que
pintarlos color de rosa y de abanderados de la defensa de los ucranianos,
de los “derechos humanos”, de “la democracia” y “las libertades”.
Es
decir, para estos genios del embuste, la salvaje guerra que se libra en este
momento en Ucrania, es simplemente producto de los apetitos expansionistas de
Putin y de los invasores rusos. La desaforada pugna de los dos bloques
imperialistas¸ de un lado, Estados Unidos, Unión Europea, Japón y todos los
aliados, y de otro, Rusia, China, Corea del Norte, Irán, Venezuela y demás
aliados, bloque éste que comenzó a reconfigurarse desde la primera década del
presente siglo, hay que lanzarla a la penumbra, hay que ocultarla, silenciarla
y desaparecerla, pues eso es lo que verdaderamente pone al descubierto el
origen de los apetitos, no solo de Putin y los invasores rusos, sino de ambos
bloques imperialistas de dominar el mundo y esquilmarlo hasta la saciedad, o
hasta que los pueblos decidan levantarse, liberarse y acabarlos a ambos. Así es
que la estafa del llamado “conflicto ruso-ucraniano” no es otra cosa que un
eslabón más en la cadena de tropelías, atropellos y criminales acciones de
invasión y desangre de los pueblos llevadas a cabo por ambos bloques
imperialistas disputándose el dominio del mundo. Lo han venido haciendo en
Afganistán; en Siria, Irak y todo el Medio Oriente; en África y en América
Latina; y aunque muchos no lo crean, lo han venido haciendo en Colombia. Esto,
sin referirnos a muchos otros casos semejantes o peores antes y después de
terminada la Segunda Guerra Mundial.
En resumen, lo que sucede en este
momento en Ucrania no es otra cosa que una brutal guerra de rapiña de los dos
bloques imperialistas por un nuevo reparto del mundo, por un nuevo reparto de
territorios, recursos naturales y humanos, fuentes de materias primas y
mercados. Es, por lo tanto, una guerra reaccionaria por la dominación, en este
caso del pueblo ucraniano. Ambos son fuerzas imperialistas que no persiguen
propósito distinto al de someter a los pueblos, explotarlos y oprimirlos, para
tratar de salvar su irremediable agonía en que se encuentran. Es por esto que
los revolucionarios no podemos caer ingenuamente en la peligrosa trampa de
justificar a un grupo de bandidos imperialistas y condenar al otro; de
embellecer y adornar la propaganda fascista de los unos y condenar a los otros;
de caer víctimas de las imágenes horrorizantes y terminar apoyando a los que
dicen estar defendiendo al pueblo (ucraniano en este caso). Esta es una guerra
de bandidos y entre bandidos, y la víctima y el que pierde es el pueblo
ucraniano. Pierden los pueblos de los países imperialistas agresores, y pierden
nuestros campesinos pagando insumos agrícolas más caros y nuestro pueblo
comprando productos alimenticios más costosos.
Hay
quienes pueden argumentar que en las peleas entre bandidos no debemos meternos.
Por supuesto que aquí no se trata de peleas de dos bandidos o de dos grupos de
bandidos de barrio que tanto abundan en Colombia, sino de dos grandes bloques
imperialistas por la dominación mundial que se enfrentan por repartirse pedazos
de presa, en cuyo caso, son los pueblos los perjudicados económica, política,
social, física, moral y sicológicamente. Como revolucionarios no podemos asumir
la posición de simples espectadores indiferentes que poco o nada les importa
las tragedias en que se debaten los pueblos a causa de la arbitrariedad de los
poderosos imperialistas pisoteando a los débiles. En este caso concreto, es el
pueblo ucraniano el que está siendo sometido a una brutal destrucción en todos
los sentidos. Por el momento, no sabemos cuándo pueda terminar esa pesadilla a
que está sometido. Tampoco podemos decir con exactitud cuál de los dos bloques
que se disputan la presa, podrá declararse vencedor, o si ambos se declaren
vencedores descuartizando y repartiéndose la presa.
Pero
sí está más que claro, que es el pueblo ucraniano el que terminará
descuartizado en todos los sentidos e incluso en el sentido territorial. Al
buen estilo de los antiguos zares, los imperialistas rusos de hoy, ocuparon
desde 2.014 la península de Crimea que ha sido y es parte del territorio
ucraniano, con el pretexto de que esa área hacía parte del territorio ruso y
que Rusia necesita una salida al Mar Negro y por ahí al Mar Mediterráneo. De
igual manera en la región de Dombask (Lugansk y Donetsk), promovió, lo mismo
que los imperialistas del otro bloque, fuerzas paramilitares en dos provincias
separatistas y “plebiscitos democráticos” para crear dos “Repúblicas” nuevas
anexadas a la Federación rusa actual, con el pretexto de que esa es población
de origen ruso y son ruso-parlantes. Así de cínicos, pero estúpidos son los
argumentos de los imperialistas, cuando necesitan justificar sus actuaciones.
Con ese “sabio” argumento, el Gobierno colombiano del Señor Duque podría, con
toda la frescura del caso, pedir que dos Estados venezolanos, pasen a su
jurisdicción porque allá hay más de tres millones de colombianos; o al
contrario, Venezuela y/o el Gobierno de Nicolás Maduro podrían reclamar a Norte
de Santander y Arauca por estar infestados de guerrillas y paramilitares y paso
obligado de venezolanos hacia el resto del continente; o pedir que en Chile,
una parte de su territorio pase a jurisdicción colombiana porque allá hay
población colombiana, e incluso reclamar que un Estado de Estados Unidos haga
parte del territorio colombiano porque allá vive mucho colombiano.
Es
posible que, después de todas estas fechorías de ambos bloques imperialistas,
lleguen a un “arreglo diplomático” para ponerle término a la invasión rusa al
territorio ucraniano, pero Ucrania quedará destrozada y su territorio
despedazado. O también es posible que la guerra se prolongue y pueda terminar
en enfrentamiento bélico directo entre las potencias de los dos bloques y que,
en ese caso, indudablemente llegarían al uso de armamento nuclear. Este riesgo
no lo podemos descartar, puesto que los invasores rusos exigen para cualquier
arreglo, que Ucrania no haga parte de la OTAN, cosa no tan fácil de resolver,
puesto que ellos ya anexaron parte del territorio ucraniano a la Federación
rusa actual. En estas condiciones, es en primer término a la clase obrera
europea a quien le corresponde levantarse y exigirle a los imperialistas de
ambos bloques, ponerle término a esa invasión, y nos corresponde a todos los
revolucionarios y los pueblos del mundo levantarnos en lucha contra las guerras
imperialistas y por la paz mundial, detener, al menos por ahora, las acciones
de las manos ensangrentadas de los imperialistas y prepararnos ideológica,
política y organizativamente, porque llegará el momento en que los pueblos
transformarán esas guerras reaccionarias de los imperialistas, en guerras
revolucionarias de liberación nacional y social, como ya lo han hecho en tantas
ocasiones.
Por
nuestra parte, consideramos que el único arreglo para resolver definitivamente
la situación en Ucrania es que ambos bloques imperialistas, reconozcan y
respeten la integridad territorial del pueblo ucraniano; que los territorios
que están siendo anexados por los invasores rusos, sean reintegrados a su
territorio sin ningún condicionamiento; y que los imperialistas del otro bloque
se retiren de Ucrania de igual forma, sin condicionamientos. Permitir que el
pueblo ucraniano ejerza su soberanía nacional y decida libre y voluntariamente,
su propio camino. Que ambos bloques imperialistas se comprometan a indemnizar
al pueblo ucraniano por todos los daños causados y que su reconstrucción y
reparación la haga sin ninguna injerencia externa. Condenamos ésta y todas las guerras
imperialistas reaccionarias de rapiña, de saqueo e invasión a los pueblos más
débiles y apoyamos por ahora, la movilización cívica masiva de los pueblos del
mundo contra esas guerras y por la paz mundial. No basta decir no al
imperialismo y no a las guerras imperialistas. Es necesario señalar claramente
qué es lo que debemos hacer los revolucionarios y los pueblos.
No
podemos estar de acuerdo y ni siquiera ayudar a ocultar lo que han estado
haciendo. los sectores económicos, políticos y sociales pro-occidentales en
Ucrania, y menos embellecer a los invasores rusos, cabeza principal del otro
bloque imperialista y las bandas que han creado y organizado para anexarse, por
lo menos parte de su territorio. Estamos contra todos los imperialistas y sus
bandidajes, sean de donde sean; sean de oriente o de occidente, del norte o del
sur; sean grandes o pequeños, grandes capos o peones de brega. El
enfrentamiento de estos dos bloques imperialistas no va a terminar con y en la
guerra en Ucrania, sean cuales sean sus resultados. Por eso, es ineludible que
los revolucionarios entendamos la imperiosa necesidad de retomar e impulsar la
lucha por la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos. Que ni el sistema capitalista en general ni
el sistema imperialista en particular con sus bloques actuales, y menos el
modelo neoliberal que implantaron, el cual ha ahondado aun más las
desigualdades entre potencias imperialistas y pueblos débiles y ha agudizado a
extremos insoportables las crisis económicas, políticas y sociales en todo el
mundo, podrán resolver los conflictos y las guerras en que están enfrascados
ambos bloques, y que, en consecuencia, las tempestades revolucionarias se
acercan cada día más; lentamente los pueblos van retomando la iniciativa, van
recuperando su conciencia revolucionaria y barrerán con todo lo que se les
atraviese, incluidos nosotros mismos, si no nos preparamos para jugar el papel
que nos corresponde.
MARINO AUSECHA CERON
Abril
8/2.022.