Es
un espacio amplio de análisis, discusión, debate y acción política democrática,
alternativa y revolucionaria.
Las
bases en las cuales deberá estar soportado EL FARO SOCIAL no son únicamente las
organizaciones sociales; es principalmente el Movimiento Social, en el que
existen múltiples formas, modalidades y expresiones económicas, políticas y
culturales. Es importante destacar que éstas no son únicamente objeto de
trabajo, de uso y hasta de abuso, como es común verlo en otros escenarios, de
los dirigentes que actuamos en su construcción; son ante todo, sujetos con
conciencia en evolución y transformación continúa de sus propósitos, objetivos,
deberes, obligaciones y derechos.
En
el contexto de este complejo proceso de transformaciones económicas, políticas,
sociales y culturales, debemos tener en cuenta que una de las tantas funciones
de EL FARO SOCIAL es promover el desarrollo de actividades en el movimiento
cultural en las comunidades. Si bien es cierto EL FARO SOCIAL y su propuesta
política nacen de la dirigencia de algunas organizaciones sociales, éste no se
puede reducir a una simple sumatoria de las mismas. Su más grandiosa aspiración
y su ideal más preciado son y serán que la gran mayoría de comunidades campesinas,
indígenas, obreras, populares y urbanas caucanas, por ahora, confluyan en él con sus especificidades, pero
con una política y un programa comunes que los acojan, los defiendan y trabajen
por su realización.
TAREAS URGENTES DE EL FARO SOCIAL.
EL
FARO SOCIAL en su propósito de convertirse en una opción política con
lineamientos bien definidos, tiene que asumir y realizar varias tareas
urgentes.
Una
de esas tareas urgentes es darle continuidad y estabilidad al desarrollo de su
estructura organizativa y a sus actividades internas. Hasta ahora sus acciones
han sido esporádicas, sin continuidad y no ha habido estabilidad en su
funcionamiento. Aunque esta debilidad ya ha sido identificada y planteado la
necesidad de superarla con propuestas como la de establecer fechas fijas de
reuniones, hasta ahora no hemos hecho lo suficiente para superarla. Así será
prácticamente imposible actuar con posibilidades de intervenir e incidir en una
situación tan compleja con la que existe en el Cauca.
Otra
de las tareas urgentes es la construcción de una política alternativa diferente
a las existentes, la cual debe señalar la ruta general a largo y mediano plazos
y el rumbo por dónde y hacia dónde debemos ir. Esa política debe señalar muy
explícitamente para quienes está hecha, a quienes va dirigida y cuál debe ser
el papel de los receptores de esa política; si se van a limitar a ser
simplemente receptores pasivos de la misma, o por el contrario, deben asumir el
papel de actores consientes en su construcción y realización. Explícitamente,
en nuestro caso, esta política debe señalar que está hecha y va dirigida a los
campesinos, indígenas, obreros y sectores populares urbanos. De hecho en el
FARO SOCIAL participan mayoritariamente representantes de organizaciones
campesinas, esporádicamente representantes de organizaciones indígenas, algunos
pocos de organizaciones obreras y de sectores populares urbanas. Ya desde que comenzamos a reunirnos como FARO
SOCIAL, uno de los participantes planteó la necesidad de dotar al grupo de un
programa en el que se establecieran los objetivos, propósitos y tareas que
intentaba realizar. Con poca claridad sobre el particular, todos estuvimos de
acuerdo en que había que hacerlo, pero por los problemas señalados antes, no
hemos hecho mayor cosa en este sentido.
Pero
además, en torno a este asunto que es de vital importancia y urgente, nos ha
surgido una inquietud que hasta ahora no se ha abordado en este espacio y que
queremos dejarla planteada para la discusión. Creemos que en el ejercicio de la
política, antes de dotarse de un programa, es
necesario saber para dónde es que vamos; es necesario definir esa ruta
general a mediano y largo plazos y el rumbo por dónde y hacia dónde queremos
ir, pues la solución a los problemas existentes depende enteramente de ese
rumbo que queremos seguir. Por ejemplo: ¿Cómo resolver el problema del
lamentable atraso en que se encuentra la economía caucana con respecto a otras
regiones del país y con mayor razón del mundo? Pues bien. El modelo neoliberal
imperante busca “resolverlo” acampando las trans-multinacionales para que
saqueen los recursos que nos quedan, con las zonas francas y apropiándose de lo
que hay y que les sea útil para acumular más capital. Desde el FARO SOCIAL ya
hemos mencionado escuetamente otra ruta muy diferente frente a este mino
asunto: el del impulso a la agroindustria cooperativa, asociativa y solidaria
para las zonas campesinas e indígenas; la industrialización de la meseta
central del Cauca, que tendríamos que discutir cómo hacerlo y qué
características debe revestir un proceso como ese; la integración vial del
Departamento que también habría que definir qué ruta seguir: si el de los
contratos con empresas privadas donde prolifera el robo a los recursos públicos
o se vuelve al sistema anterior de ejecución directa por parte del Estado; y
así sucesivamente podemos examinar todos y cada uno de los componentes del
programa.
Y
otra de esas tareas urgentes es la definición de ese Programa. Por supuesto que
hay que hacerlo. Pero en este caso ya el programa se ubica como parte esencial
sí, pero al fin y al cabo, parte de esa ruta política, como concreción práctica
de la misma. En consecuencia y concordante con lo anterior, el programa no se
puede concebir como “un listado de necesidades”, como “la lista de lo que hay
que comprar en el mercado”, sino como la solución de los problemas
identificados en la propuesta política, la ruta y el rumbo en ella definidos.
Además, por la naturaleza de su realización, en el Programa se entremezclan asuntos
de orden administrativo, tecnológico y técnico. En tal sentido, para una fuerza
política como la que estamos proponiendo, lo menos conveniente es que se
enrede, o se deje enredar en los aspectos puramente administrativos y técnicos
de la ejecución de un programa.
La
ruta política y el programa son instrumentos, son herramientas políticas y hay
que manejarlas en cuanto tales. Estos se construyen a partir de las múltiples
experiencias racionalizadas y evaluadas, del estudio y análisis político de la
realidad que se pretende transformar, del conocimiento adquirido y acumulado y
no son resultado de la improvisación o de los afanes de una élite “por
posicionarse en el mercado” de las propuestas político-electorales.
En
este sentido y así las cosas, es de suma importancia en nuestro caso y para
nuestra propuesta, tener en cuenta un argumento que ha sido ampliamente
posicionado en la ideología dominante por las élites de la burocracia y la
tecnocracia que ejecutan las políticas dominantes, como aquel según el cual, la
técnica y la tecnología “son neutrales”, que no tienen nada que ver con la
política, que no tienen color político, que “son incoloras, insaboras e
inoloras”, que no interesa quien las formule sino los resultados (¿para quién o
quiénes?). Este es uno de esos miles y miles de galimatías que a menudo los
ingerimos sin reflexión. Esto es absolutamente falso. La técnica y la
tecnología son funcionales para quien o quienes detenten el poder político. En
el sistema imperialista y capitalista en que vivimos, éstas sirven y le
producen enormes beneficios al capital, y los obreros y los trabajadores en
general simplemente las operan para le rindan plusvalía al capital.
EL FARO SOCIAL Y LOS EVENTOS ELECTORALES
Para
el FARO SOCIAL, la discusión no está en si se participa o no se participa en
los eventos electorales en las condiciones políticas existentes en el país en
la actualidad, pero si estamos obligados a hacer algunas aclaraciones
necesarias. En el mercado de las
propuestas político-electorales, en el pensamiento político dominante y
específicamente entre los llamados alternativos, a menudo escuchamos hablar de “LA SOCIEDAD CIVIL”. Y cuando
preguntamos qué es esa “sociedad civil”, quienes la conforman, “como se come” y
de qué está hecha, la respuesta obvia que obtenemos es que esa “sociedad civil
somos todos”, sin distinciones de ninguna clase. En plata blanca, como decían
los abuelos, en nuestro caso en Colombia, de la “sociedad civil” hacen parte
los Sarmiento Angulo, Ardila Lule, el Sindicato Antioqueño, los narcos, .los
paramilitares, los altos jerarcas de la Iglesia católica y de otras sectas, las
élites de la burocracia y la tecnocracia, todo los ladrones de cuello blanco,
los altos oficiales de las Fuerzas armadas, etc., etc. Su esencia no puede tener otro sentido que el
de borrar las diferencias de clase y la lucha de clases, el de legitimar el
sistema para terminar defendiendo el statu quo. Todos terminan defendiendo el
Estado Social de Derecho que es el Estado que corresponde al modo de producción
capitalista y sirve para mantener el dominio del capital sobre el trabajo. Por
eso hemos visto hasta sectores guerrilleros intentando negociaciones políticas
con representantes de la “sociedad civil” para hacer los supuestos “cambios
revolucionarios” que no pudieron hacer en más de 50 años de andar para arriba y
para abajo sin ton ni son con los fusiles al hombro. Y por eso, su participación en las elecciones
termina en lo mismo, reproduciendo los mismos vicios de la politiquería.
Por
el contrario, el FARO SOCIAL para diferenciarse
con toda nitidez de las demás expresiones políticas tradicionales y del
llamado campo alternativo, no puede ni debe caer en la charca de quienes
pretender borrar las abismales diferencias de orden Político, Social, Económico
existentes, las clases sociales y la lucha de clases. Debe crear conciencia que
el voto de clase, DEBE PROFUNDIZAR LA CONCIENCIA DE CLASE, LAS CONTRADICCIÓNES
DE CLASE Y LA LUCHA DE CLASES PARA RESOLVERLAS.
En
este sentido, voto debe convertirse en un acto político consciente de clase y
el proceso electoral debe servir para agitar una propuesta política para que
realmente pueda contribuir al desarrollo de un Movimiento Político Popular,
Democrático y Revolucionario. Por ello, la participación electoral tiene un
carácter eminentemente táctico.