lunes, 20 de febrero de 2023

CARTA ABIERTA...

 CARTA ABIERTA AL SEÑOR PRESIDENTE GUSTAVO PETRO URREGO 


¡Ojo al Suroccidente del país, Señor Presidente! Es muy bien sabido para Ud., los demás altos funcionarios del Gobierno y para la ciudadanía en general que la región del Suroccidente colombiano (Valle del Cauca, Cauca y Nariño), puso una alta cuota de votación para el triunfo del Pacto Histórico. 

Nos ha llamado poderosamente la atención y hemos recibido con mucha preocupación, el ver la pobreza, la languidez y lo paupérrimas que fueron las marchas en apoyo a las reformas por las que ha luchado nuestro pueblo durante tantos años, que clama, reclama y se movilizó con tanta fuerza en 2.019 y 2.021. 

La movilización en Popayán fue prácticamente decepcionante; en Pasto no hubo, y en Cali, fue demasiado pobre. Entendemos perfectamente que el evento ocurrido en la vía panamericana ha generado serios traumatismos en la región, sobre el cual, no se le pueden adjudicar culpabilidades anteriores a este Gobierno, pero sí se le deben exigir responsabilidades actuales. 

El Cauca se encuentra en este momento totalmente al garete, sin dirección, sin liderazgo ni social ni político. Con un Gobernador totalmente perdido en el laberinto, y el Alcalde de la capital, más interesado en la venta de algunos activos del Municipio y el contrato con el IGAC de actualización del catastro multipropósito, que en ver cómo contribuye a resolver los delicadísimos problemas del Depto. y la ciudad, estamos como el derrumbe en la panamericana: atravesados en el camino sirviendo de obstáculos, en vez de contribuir en algo a resolver la grave situación de la región. 

Pasto y Nariño están ahogados, y las promesas hechas por Ud. mismo de resolver necesidades de emergencia y problemas que necesitan soluciones inmediatas, no llegan por que la politiquería que penosamente arrastran la mayoría de dirigentes del Pacto Histórico paralizan la acción, con mayor riesgo, en un momento crucial como éste. Y si a esto agregamos la simple y escueta realidad de que las Instituciones gubernamentales y oficiales siguen en manos de la politiquería tradicional y de una burocracia acostumbrada a vegetar en la molicie y la sinvergüencería, el cuadro ya deja de ser dramático y se convierte en apocalíptico, absolutamente insoportable e intolerable. 

Por encima y por en medio de estos escombros de la politiquería, han pasado terremotos, grupos armados, movilizaciones, paros, taponamiento y bloqueo de vías, pero a pesar de ser escombros, allí siguen vivos, marchitando toda esperanza y ahí sí, bloqueando política, institucional y mentalmente todo intento de sacudirse esa costra por parte de las comunidades. 

Cali, por mucha salsa que tenga, irremisiblemente ve agravarse sus condiciones sociales de existencia porque allí confluyen y se concentran las consecuencias y efectos del narcotráfico, la violencia y la pobreza que abundan en toda la región. Allí confluye todo el desplazamiento forzado del Pacífico, Nariño, Cauca, y en buena medida, el de Chocó, huyendo de la guerra con la esperanza de encontrar soluciones donde tampoco las hay. 

Creemos que el Cauca necesita, y con alta urgencia, un proceso de recomposición de liderazgos y de fuerzas políticas con la disposición de emprender la renovación política e institucional del Depto. Con una Vice-presidenta y Gobernador que no se les ve por ninguna parte; con un exparlamentario del Pacto Histórico con un pie en San Isidro y otro afuera; con un Comisionado de Territorios que arrastra un desprestigio acentuado desde hace varios años; con unos exparlamentarios de los partidos tradicionales y otros más recientes que desaparecieron por completo y sin pena ni gloria del escenario; con unos “Movimientos Sociales” que penosamente caminan con balas de oxígeno a la espalda, y con unos parlamentarios elegidos en las elecciones pasadas que tampoco mugen por ningún lado, a no ser, cuando se trata de obtener recursos y beneficios inmediatos y sectoriales; qué podemos esperar de esta Sala de Cuidados Intensivos y sin médicos, Señor Presidente? 

Pareciera que el “Movimiento Social” que tanto protagonismo hizo en el Cauca, igualmente desapareció sin dejar huellas; que los indígenas del CRIC, que tanta alharaca hicieron en la campaña electoral para su elección creyendo que con el triunfo podrían darle rienda suelta a su expansionismo, ahora que deberían estar en “la primera línea” apoyando las reformas, y en especial la de la salud, como por arte de magia, desaparecieron; sin campesinos rezongando porque no se sabe si se los “tragó la montaña” o se los tragó el modelo neoliberal; sin trabajadores de las agroindustrias en el Norte del Cauca, pues cuando salen, lo hacen para ir a defender a los dueños de las agroindustrias de “los indios invasores” porque “hay que ir a defender el trabajo”; y obreros de instituciones oficiales que no asoman ni la nariz por la ventana e informales que llenan las calles de Popayán y otros Municipios igualmente perdidos, movilizarse a apoyar, no únicamente las reformas, sino principalmente los procesos de democratización del país, les parecen discursos retóricos que “no dan resultaos concretos”, es decir, beneficios puntuales, particulares y/o sectoriales. 

En este mes largo que la región ha estado sometida a una de sus situaciones más delicadas, la Señora Vice-presidenta, por obligación política y moral, debió estar acá, liderando, organizando, uniendo fuerzas y esfuerzos, al frente de las soluciones, moviendo y removiendo esa institucionalidad que vegeta en la modorra, promoviendo apoyo y solidaridad dentro y fuera de la región. ¿De qué “sabrosura” fue que habló Ud., Señora Francia Márquez en la campaña electoral? ¿Su “sabrosura” es estar en estado de somnolencia al “suave arrullo” en la poltrona del Ministerio de la Igualdad, dejando escapar plácidos suspiros? Por su puesto, que esto no pasa de ser igual a lo que hacen los altos burócratas y tecnócratas del Estado que han vivido en la sabrosura a costa de la miseria de nuestro pueblo; solo que para ellos no es motivo de suspiros porque están acostumbrados a esa vida. Y Ud. lo sabe mejor que nadie. 

Y, ¿de qué igualdad es que se trata entonces? Si alguna lucha por igualdad tiene sentido y razón es la lucha contra la DES-igualdad que vive el Cauca, con respecto al resto del país, y en particular, el territorio de donde es oriunda. 

¡Ojo al Suroccidente del país, Señor Presidente! Si el Pacto Histórico echa a perder este baluarte de la democracia, pierde todo; después no pueden salir a echarle la culpa a la extrema derecha de lo que Uds., dirigentes de ese Pacto y muchos otros que aterrizaron allí para seguir en lo mismo, no pudieron, no quisieron o no les dio la gana hacer lo que tenían que hacer. 

En las comunidades urbanas, campesinas e indígenas hay reservas y fuerzas sociales y políticas más que suficientes en las que hay que recuperar la credibilidad y confianza para que puedan actuar con mayor consciencia y decisión de profundizar los cambios y reformas que necesitan y hay que hacerlas. Si se crean otros mecanismos e instrumentos políticos diferentes a la politiquería tradicional que es lo que predomina en el Pacto Histórico, veremos crecer, reverdecer y florecer las fuerzas democráticas que reiteradamente han sido obstruidas, anuladas y condenadas a no poder proponer ni hacer nada porque la legalidad y los retenes de esa minoría oligárquica que siempre ha gobernado el país, no permite que se le modifiquen ni que se los muevan o remuevan. 

 O ¿no es eso lo que hemos visto con respecto a la reforma al sistema de salud? ¿Quiénes crearon y montaron el sistema y con él las EPS? Estamos en plena presencia del escándalo que han montado alrededor de la modificación de ese sistema criminal, que ha ocasionado más muertos que toda la violencia en el país. Y eso que hasta allí, no se trata de acabarlo, como alegan, sino de modificarlo simplemente, aunque no podemos desconocer que la reforma sí les acaba un negocio gigantesco con los recursos que pertenecen a todo el pueblo colombiano. Ahora las EPS son la maravilla, son el modelo que deben imitar en todo el mundo. 

Y en este monumental escándalo, no ha podido faltar lo que hemos presenciado. El espadachín Petro (el Único) defendiendo su reforma. No había nadie más quien lo hiciera. Es decir, él, el Único, el cura, tenía que tocar las campanas (convocar a las movilizaciones), dar la misa con la santa bendición y salir a recoger las limosnas; y él, el Único, como buen caudillista, hizo toda la liturgia, mientras los feligreses esperan, igual que en las iglesias religiosas y en las de la politiquería, que el cura “salve las almas” o el “jefe” resuelva todo. Allí no aparecieron los dirigentes políticos del Pacto Histórico ni los dirigentes sociales a dar la cara al público, a comprometerse en la lucha no solo por una reforma, sino por las soluciones de fondo que necesita el país y por la consolidación de los procesos democráticos. Es ya conocido que nosotros no estamos de acuerdo que el Gobierno haga todos esos oficios y se ocupe de todos esos menesteres. Es allí donde deben actuar los partidos y/o grupos políticos que supuestamente están comprometidos con los procesos de democratización del país y las organizaciones sociales, o el tan promocionado movimiento social, que de todo ha tenido, menos de movimiento social. 

Pero la verdad es que no se sabe dónde reside la mayor languidez, si en los funcionarios del Gobierno, en la burocracia y tecnocracia del Estado que son diligentes cuando les conviene a sí mismos y a sus patronos, e insolentes cuando se trata de atender las necesidades de la ciudadanía, o en las organizaciones sociales, partidos y grupos políticos y sus burocracias y politiqueros que allí son peor. Por eso y por muchas otras razones, una amplia proporción de sectores sociales y políticos que apoyamos el proceso de democratización del país, no confiamos en buena parte de los “dirigentes” del Pacto Histórico porque su trayectoria demuestra que no son confiables y que incluso, ante sus propios electores, han perdido la credibilidad. Si aterrizaron allí, fue para reencaucharse, recuperar imagen y continuar por lo mismo. 

Por eso, hemos planteado la necesidad urgente de recomponer las fuerzas, los liderazgos, las maneras de reconstruir las organizaciones políticas y de hacer el ejercicio político. De reconstruir las organizaciones sociales con movimiento social y todo, pues el más grande y elocuente testimonio de lo que son realmente los partidos, grupos políticos, organizaciones sociales y movimiento social, lo pudimos ver a plenitud, el 14 de febrero. 

Consideramos que este aspecto en particular, tiene una trascendencia enorme, puesto que es allí donde hay que hacer la diferencia con la politiquería tradicional, y que, además, no se resuelve solo con las reformas, por muy necesarias y urgentes que sean, y menos con unas cuantas lánguidas marchas, como las que se hicieron. 

De Ud. atentamente, Señor Presidente. 

EL FARO SOCIAL 

Febrero 20 de 2.023

sábado, 11 de febrero de 2023

SOÑAR DORMIDOS...

SOÑAR DORMIDOS PUEDE SER HASTA DIVERTIDO, PERO NO PODEMOS SEGUIR EN LA DIVERSIÓN; HAY QUE DESPERTAR Y PONER LOS PIES EN LA TIERRA. 


La guerra en Ucrania en la que están comprometidos los dos bloques imperialistas del momento, de un lado Rusia-China con su cola de aliados, y del otro Estados Unidos de Norteamérica-Unión Europea-Japón, también con la suya, el primero haciendo la guerra directamente en el terreno y el segundo apoyando a los neo-nazi-fascistas ucranianos con millones y millones de dólares de ayuda material y financiera, no cesa ni hay solución a la vista para el caso en particular. La confrontación en Oriente Medio que igualmente compromete a los dos bloques, aunque con apaciguamientos temporales, tampoco se detiene. Si hay treguas temporales, es debido a que los conflictos internos en algunos de los regímenes políticos ultrarreaccionarios de la región, se agravan, provocando reacciones populares que amenazan su permanencia en el poder, como en el caso de Irán, en donde hemos presenciado la ejecución de algunos participantes en las recientes protestas. 

En África, las guerras promovidas por esa misma disputa no cesan y, en general, los pueblos africanos han visto empeorar sus condiciones de vida, retrocediendo a situaciones peores que las que vivieron en el siglo pasado, durante el Movimiento de Liberación Nacional y conformación de los Estados Nacionales. Y América Latina hoy, está sometida a una intensa disputa por ganar aliados y por el control de los Gobiernos existentes, unos en manos de fuerzas políticas ultraderechistas, otros que han pasado a manos de sectores políticos de “izquierda”, pero todos con un denominador común: abrumados por una gran inestabilidad económica, política y social, producto tanto de la herencia colonial, como de la incidencia del modelo neoliberal que profundizó las desigualdades en todos los sentidos. Eso es lo que estamos presenciando en todos los países suramericanos, en Centro América y el Caribe y México. 

Para facilitar la comprensión sobre la incidencia actual del bloque Rusia-China en América Latina, realidad en la que hemos insistido desde hace varios años, es necesario presentar una ligera visión panorámica del asunto en su conjunto, pero también de cada uno de los dos actores centrales de la comedia (o tragedia, diríamos mejor), Rusia y China, sin entrar a recabar en aspectos históricos y la evolución de los lazos políticos, primero, y luego económicos de cada uno de ellos con Latinoamérica, puesto que aquí no disponemos del espacio que se necesita para ello; eso tendríamos que hacerlo con un análisis y sustentación que no corresponde a un comentario periodístico como éste. En cuanto a lo que corresponde a Rusia, los vínculos políticos de esta con Latinoamérica, inicialmente con Suramérica, se regularizaron prácticamente en la década de los años 20 del siglo XX, primero con Argentina, al constituirse los primeros Partidos Comunistas en esta región, como resultado de la influencia y expectativas generadas inmediatamente después de la Revolución de Octubre de 1.917 y la expansión de las actividades políticas de la Organización Internacional de los Trabajadores (III Internacional). 

Con respecto a Colombia, adquirieron permanencia desde 1.930 con la creación del Partido Comunista colombiano (Comuñangas, como irónicamente los bautizara Jorge Eliécer Gaitán). Enfaticemos este aspecto en particular: esos vínculos no eran de negocios, inversión y exportación de capitales, como ahora, sino políticos, de apoyo al fortalecimiento del Partido Comunista, a las luchas obreras, campesinas, indígenas y populares. Luego, estos vínculos se extendieron a toda Latinoamérica y el Caribe. Desde luego, las relaciones sociales y políticas de la clase obrera norteamericana con el Movimiento Obrero europeo, y en gran parte con la clase obrera rusa, ya existían desde el siglo XIX. Esos nexos se mantuvieron hasta 1.953, momento en que la nueva dirigencia del Partico Comunista de la Unión Soviética cambió toda la política comunista revolucionaria que caracterizó al Partido bolchevique y al Estado soviético, cambió el rumbo, y dicha nueva dirigencia inició la restauración del capitalismo destruyendo todo lo que había sido construido del Sistema Socialista. Conservó el nombre de Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS); de la Unión Soviética (U S) o unión de todos los pueblos que hicieron parte de ella; del Estado Soviético y toda la simbología creada por los comunistas y los pueblos en el proceso revolucionario, pero ya no eran ni comunistas, ni revolucionarios ni soviéticos ni nada de eso. Simplemente usaban el nombre de Unión Soviética, pero en los hechos se habían convertido en otra superpotencia, cuya aspiración era desplazar a Estados Unidos de todos lados. De allí en adelante se inició lo que los políticos de Occidente, periodistas y comentaristas denominaron la época de “la Guerra Fría”, que por cierto, no fue tan “fría” como se cree, consistente en el enfrentamiento de Rusia con la otra superpotencia, los Estados Unidos de Norteamérica por ganar nuevas influencias la una, y conservar su dominación mundial que habían alcanzado los Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial. China, donde ya se había desarrollado un proceso revolucionario accediendo al poder político la burguesía nacional con los campesinos, obreros y otros sectores populares, no tenía en esa época, ni la fuerza ni la capacidad, económica, política y militar para entrar en ese forcejeo, como lo está haciendo hoy, por la hegemonía mundial con las otras dos superpotencias, Rusia-Estados Unidos, como se les denominó en ese momento. 

En su contenido, las instituciones soviéticas acordes con el Sistema Socialista, que por pura y simple conveniencia había decidido mantener esa nueva dirigencia en Rusia, no podían servir de manera indefinida a esa economía capitalista que realmente iba en rápido ascenso y si, ni siquiera en la forma, podían acoplarse a una economía capitalista normal, menos podían mantenerse en un sistema y Estado imperialista como lo era Rusia ya, a partir de la década de los años 60 del siglo XX. Esta es una de las razones fundamentales por las cuales, esa “Unión Soviética”, ese “Estado soviético”, que de Soviéticos no tenían absolutamente nada, colapsaron, se derrumbaron, porque el capitalismo en su modalidad neoliberal globalizante, que ya se había impuesto desde la década de los años 70 del siglo XX en Europa Occidental y Norteamérica, empujaba por todo el mundo exigiendo apertura de fronteras, de mercados, del comercio, con todos los cambios que propició en las economías y legislaciones internas de la gran mayoría de países a nivel mundial. En 1.990 se desfondó ese caparazón que ya no le servía al sistema capitalista que había sido reinstaurado en Rusia, con el nombre de soviético. Con toda la razón, Partidos, grupos y sectores políticos críticos de lo que sucedía en Rusia, lo denominaron Socialimperiasmo soviético, que, si bien no se arruinó totalmente, si tuvo un descenso grande de su presencia en el escenario mundial. Allí no termina, como se cree, la “Guerra Fría”; se apacigua por toda la década de los años 90 del siglo XX, pero con la particularidad que la superpotencia norteamericana, pasó a convertirse prácticamente en el árbitro único del mundo y a ejercer “la hegemonía unipolar”, como se acostumbra a decir ahora. 

Mientras tanto, durante la primera década del siglo XXI (2.000-2.010), el repliegue forzado ruso, le sirve para reconstruir su resquebrajada economía, rehacer las instituciones burguesas, de acuerdo a como realmente era: una economía capitalista con aspiraciones y propósitos claros de volver a la escena internacional con una coraza mucho más sólida (o un pelambre más elegante de Oso siberiano, diríamos nosotros). Pero volver a pisar la escena internacional y abrirse paso, ya no lo podía hacer, como lo intentó en las décadas de los años 60, 70 y 80 del siglo XX. Ahora ya ponía los pies en ella otro competidor que se habría camino con muchos bríos: China, que había hecho, si no exactamente lo mismo, si algo igual: arrojar al cesto de la basura lo poco que había hecho por la construcción del Sistema Socialista e iniciar su Programa de Modernización (retroceso) al sistema capitalista desde 1.979. En la siguiente década (2.010-2.020), Rusia y China continúan su expansión hacia los mercados internacionales, puesto que la economía rusa iba en recuperación y la de China en ascenso y, como potencias con aspiraciones y propósitos de dominación mundial, tenían que abrirse paso en un mundo que se encontraba bajo la “hegemonía unipolar” de Estados Unidos y sus principales aliados, Unión Europea y Japón. 

¿Qué hacer ante esa realidad? ¿Seguir lidiando con enormes esfuerzos para abrirse paso cada uno por su lado, a sabiendas de las desventajas que los separaban de la otra superpotencia, Estados Unidos y sus aliados? He aquí el factor fundamental económico y político que une a Rusia y China y los obliga a actuar juntos e ir conformando el bloque que ya hoy, es una realidad en consolidación ascendente. Para poder disputarle el dominio a Estados Unidos en todos los continentes con posibilidades de éxito, les era necesario actuar de manera coordinada, hacer acuerdos conjuntos, en lo posible, unificar políticas generales, sin sacrificar intereses y objetivos propios de cada uno. Por su puesto que el bloque no surgió ni se ha consolidado de manera espontánea, de un momento a otro; ha sido, por el contrario, el fruto de un proceso largo de enfrentamiento con “la hegemonía unipolar” de la otra superpotencia; proceso en el que poco a poco, le han ido ganando influencias, espacios y aliados en sectores políticos de poder, gubernamentales, institucionales, de inversión y de incidencia fuerte en las actividades económicas de muchos países en todo el mundo. 

Bloque que no ha estado, no está ni estará exento de choques, a veces fuertes, con peligro de rompimiento pues, al fin y al cabo, ambas son potencias imperialistas con sus intereses y apetitos propios, que compiten entre sí por ganar supremacía el uno o el otro, pero también con objetivos comunes. Tampoco se puede asegurar que ese bloque haya de permanecer inalterable indefinidamente. Puede romperse en algún momento, como también puede romperse el otro bloque, y de hecho, esto ya se está operando, desde que comenzaron a reventarse los hilos más débiles en los países menos desarrollados, dependientes o neocoloniales en Europa, Asia, África, América Latina y Oceanía, y que amenaza con ir ascendiendo hasta la cúpula de los pocos países más desarrollados (G 7), pues al G 20 ya llegó y produjo la separación de Brasil, India y otros países de ese grupo que giraban bajo la órbita de Estados Unidos y sus aliados. En la gran inestabilidad de la economía mundial, en el ambiente de máxima pérdida de credibilidad en la política y en los Estados burgueses que estamos presenciando a toda hora, todo es posible; no hay nada fijo e inmutable. En la última década del siglo XX y la primera del XXI, muy pocas personas se atrevían a poner en duda el dominio total (“hegemonía unipolar”) de Estados Unidos y sus aliados en el mundo. Hoy, no hay la menor duda de que ese dominio total está resquebrajado, y que Estados Unidos y su cola, perdieron ese poder de ordenarle a todo el mundo lo que debía o no debía hacer. 

Por su parte China hizo presencia y fortaleció sus lazos políticos con Latinoamérica a partir de la década de los años 60 del siglo XX, en cierta medida, aprovechando el impacto de la revolución cubana en sectores políticos democráticos, juveniles y revolucionarios. Igual que en el caso de la Unión Soviética en los años 30 del siglo XX, aquí también se trataba de vínculos políticos, pero en este caso, con una diferencia específica que no se puede pasar por alto. Si bien la dirigencia china del momento hacía parte del Movimiento Comunista Internacional, estos vínculos no los estableció esa dirigencia con los Partidos Comunistas oficiales existentes ya en toda América Latina, es decir, los que habían sido reconocidos desde tiempo atrás por la Unión Soviética y por la Organización Internacional de los Trabajadores, sino por fuera de ellos. Ello se debió a que el cambio de la política por parte de la dirigencia en la Unión Soviética en 1.953, originó inmediatamente enfrentamientos ideológicos y políticos entre los Partidos Comunistas respectivos y luego, la ruptura total. En adelante, la dirigencia china promovió y apoyó la creación de otros Partidos y grupos comunistas que estuvieran de acuerdo con sus orientaciones ideológicas y políticas, hasta que en 1.977-1.979, decidió establecer alianzas con los Gobiernos de Estados Unidos y de otros países latinoamericanos, como en el caso específico de Chile, en cabeza de Augusto Pinochet, tendencia que continuó y se ha ido ampliando y fortaleciendo en el trascurrir de las décadas siguientes, pero ahora ya no como relaciones políticas, sino comerciales, de inversión de capitales y competencia con los Estados Unidos, y en cierta forma, también con Rusia. Actualmente, las relaciones comerciales y de inversión de capitales de China con Latinoamérica, son muchísimo más cuantiosas que las de Rusia para esta parte del mundo. Sin embargo, es conveniente señalar que, las relaciones chinas con la región, son más de carácter comercial y de inversión de capitales, mientras que las de Rusia, están más dirigidas a la venta de armamento militar convencional, equipamiento de ejércitos, logística militar y asesoría, proyectos de generación de energía atómica y minero-energéticos, aunque este renglón, ha ido en disminución. 

¿¡Sobre qué presupuestos estratégicos, coincidencias y aspiraciones mutuas ha sido reorientado el avance de las relaciones comerciales, de inversión de capitales, de apoyo político y de consolidación de la presencia del bloque imperialista Rusia-China, a partir de la segunda década del siglo XXI en esta disputa global!? 

1 Los propósitos de sometimiento y dominación de Europa Occidental a Rusia y todos los demás pueblos y nacionalidades pequeños europeos y asiáticos vecinos mediante invasiones, amenazas y presiones de todo orden, han permanecido activos y/o latentes durante siglos. Con mayor razón, después de la Revolución Socialista de Octubre de 1.917 en Rusia y la posterior conformación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la agresión tomó características brutales con la invasión alemana nazi-fascista en 1.941. Terminada la guerra, el liderato de la amenaza lo asumieron los Estados Unidos como principal potencia que salió favorecida de la confrontación, hasta 1,953. Sin importar para nada que la dirigencia rusa hubiera cambiado la política revolucionaria y comenzara a restaurar el capitalismo, la amenaza continúo como “la Guerra Fría”, o enfrentamiento de las dos superpotencias, Estados Unidos y Rusia que seguía usando el nombre de “Unión Soviética”. Este hecho, expone con entera claridad, que a la otra gran potencia no le molestaba solo el hecho de que allá se estuviera construyendo el Sistema Socialista, sino también la existencia de cualquier competidor, y menos, si se consolidaban uniones fuertes que pudieran amenazarle su dominio mundial. Así es la naturaleza, el carácter de la economía y políticas imperialistas, cualesquiera que sean; sus aspiraciones de dominio no tienen reversa ni límites; procura dominar y someter todo bajo su mando o bajo su bota militar, si es necesario. Esa y otras uniones, había que acabarlas, drama que tuvo uno de sus momentos álgidos, como hemos visto, en 1.990. Con todo ello, el depredador por apetito, quería recoger todos los escombros y establecer sobre ellos, su globalización. Así lo hemos presenciado en el conflicto actual en Ucrania y todo el cerco militar que la OTAN ha tendido en las fronteras con Rusia. 

2 A su vez Rusia y China, ya desde la primera década del siglo XXI, respondieron consolidando su influencia geoestratégica comercial, de inversión de capitales, fortalecimiento de fuerzas políticas y militares, influyendo y/o ganando gobiernos a su favor en Asia, Oriente Medio, África, América Latina, Oceanía y, en buena medida, en Europa, es decir, ganando posiciones en la retaguardia de Estados Unidos y sus aliados. A la sazón, en América Latina encontraron los suculentos platos, con postre incluido, prácticamente servidos en la mesa. A las condiciones de explotación y dominación política y pobreza a que las oligarquías latinoamericanas han sometido a nuestros pueblos y que el modelo neoliberal impuesto desde la década de los años 70 del siglo XX contribuyó a ahondar y agravar, causantes de la gran inestabilidad política e institucional que vivimos, produjeron el ascenso de sectores de las burguesías reformistas que no alcanzan a ser siquiera burguesías nacionalistas capaces de, no solo hacer reformas al modelo, sino también cambios más radicales económicos y políticos, y a su vez esto, aunado a la ausencia de fuerzas políticas revolucionarias, la única salida que encuentran esas burguesías reformistas es arrimarse al paraguas de una u otra potencia imperialista que les prometa posibilidades de negocios y apoyo político. Y allí han estado prestos los nuevos amos del mundo que necesitan expandir su poder. Poco a poco fueron unificando un Programa Político común que hoy es la guía que unifica sus acciones, sin desconocer los propósitos e intereses que cada cual tiene como potencias imperialistas en ascenso, es decir, persiste la competencia entre ambos, pero sin lesionar su programa común. Tal Programa está basado en: 

I; Puesto que el enfrentamiento Rusia-Estados unidos como superpotencias entre 1.960-1990, con su pausa en esta década, para luego reactivarse en la primera década del siglo XXI, se llevó a cabo entre esos dos gigantes, y luego con los dos nuevos actores, Rusia y China contra “la hegemonía unipolar” de Estados Unidos en el mundo, Rusia como potencia imperialista en recuperación, plantea como objetivo general central de su nueva presencia en el mundo, la lucha por romper esa “hegemonía unipolar” de Estados Unidos y establecer “un nuevo orden mundial” con la presencia de 2, 3 o más potencias en disputa, o “multipolar”. Obvio; de una potencia imperialista en recuperación, no podemos esperar que tenga como programa político, acabar con el dominio imperialista si no, cómo repartirlo con las otras potencias existentes. Este es uno de los objetivos claves que une al bloque Rusia-China, sobre todo, a partir de la segunda década del siglo XXI. Según Jacaranda Guillén AIDA, analista del Senado de México, “el paso de una política defensiva de Rusia en el plano internacional a una política ofensiva, se inició con el discurso de Putin en la conferencia de seguridad en Múnich (Alemania), en 2.007. Allí cuestionó y atacó la intervención unipolar de Estados Unidos y Europa Occidental en todo el mundo y lanzó su estrategia política de la multipolaridad, y que, a partir de ese momento, América Latina pasa a ser uno de sus objetivos centrales de expansión de Rusia” (BBC NRWS MUNDO. Julio 2/2.020). Otro analista, Milosevich MIRA, Investigador del Real Instituto El Cano. Madrid, dice que Rusia y China “son socios estratégicos que tienen muchas cosas en común y la principal es que ambos quieren compartir con Estados Unidos y que quieren un mundo libre de lo que ellos llaman la hegemonía de Estados Unidos. Quieren un mundo multipolar” (Ídem). 

II; Davydov VLADIMIR M. (NUSO. Marzo-abril de 2.010) estima que para 2.010, el comercio chino con América Latina ya había sobrepasado los 100 mil millones de dólares. Y para Villar SANTIAGO, (diciembre de 2.014) … “las relaciones rusas en su política exterior, se han establecido de acuerdo a los siguientes principios: a) libre ejercicio de la soberanía y autodeterminación de los pueblos; b) no injerencia ni intervención en los asuntos internos; c) respeto a la soberanía nacional; d) necesidad de recuperación y fortalecimiento del papel de las Naciones Unidas en la solución de los conflictos internacionales”. También estima que la venta de armamento ruso a países latinoamericanos se incrementó en un 900%, entre 2.004 y 2.008, respecto de 1.999-2.003. Y Zapata SANDRA expresa: “La puja de los actores globales por ganar peso e influencia ha marcado el devenir reciente de América Latina, con China como protagonista absoluta. Con Rusia en guerra, los países latinoamericanos comienzan a plantearse de manera pragmática sus vínculos, en busca de mercados para sus exportaciones”. (abril 19/2.022). 

En vista de todo lo anterior, concluimos: 

1; Esta feroz competencia entre los dos gigantes bloques imperialistas que se diputan el dominio del mundo en la actualidad es un hecho incontrovertible, que solo ciegos, sordos, mudos, sin olfato e insensibles, lo niegan u otros pretenden ignorarlo. 

2; Es de suma importancia anotar que, para América Latina, este macabro juego, por ahora, se está llevando a cabo en los terrenos económico, político y social; aún no ha llegado al enfrentamiento militar como en otras regiones del mundo; sin embargo, ningún genio, por muy genial que sea, puede predecir hasta cuándo durará ese desarrollo relativamente pacífico de todos estos acontecimientos. Pero no nos debe caber la menor duda que la agudización de esa disputa traerá las guerras a América Latina. 

3; En este espacio no podemos detenernos en el análisis de cada uno de esos slogans que está utilizando el bloque Rusia-China y sus aliados como quisiéramos, de su “multipolaridad”, “libre ejercicio de la soberanía y autodeterminación”, “no injerencia en los asuntos internos”, “respeto a la soberanía nacional”, “recuperación del papel de la ONU” y la “defensa” de los Derechos Humanos, como bandera para disfrazar, justificar y engañar a los pueblos en todo el mundo y en particular, a los latinoamericanos. Por el momento solo podemos expresar que esa demagogia queda al descubierto cuando observamos con qué clase de fuerzas políticas se aliaron antes y han establecido ahora sus plataformas de negocios. A los señores NIkita Krushov, Briesnev y Kosiguin ayer, a sus fuerzas políticas de las que dependían y sus aparatos estatales, no les importó aliarse con cuanto granuja hubiera, con tal de oponerse a las fuerzas revolucionarias que no estaban de acuerdo con la destrucción del Sistema Socialista en Rusia, y después en China sucedió lo mismo, y tampoco titubearon para aliarse con Richard Nixon de Estados Unidos, Pinochet y el Shah Mohammd Reza Pavhlevi de Irán. Como no les importa en lo más mínimo la cordialidad y el buen gusto actuales de Vladimir Putin y Xi Yin Pin compartidos con Bolsonaro o Lula en Brasil, con la figura angelical de la nueva “izquierda” en Chile o los Kishner de Argentina, con Evo Morales o con la criminal y ultraderechista dirigencia peruana, con los dirigentes cubanos o con el nuevo Somoza de Nicaragua. Con tal que haya oportunidad de negocios y, si no de apoyo, por lo menos de neutralidad política en los Foros internacionales, todo está maravillosamente bien. A veces la cara de ingenuos bien administrada frente a los adversarios, sirve, pero la de bobalicones, no. Frente al instinto y el espíritu burgueses propios de las potencias imperialistas viejas o nuevas en felices nupcias con los reformistas latinoamericanos, esa limitación se vuelve más perjudicial que lo que hacen esos mismos monstruos, a los cuales, por desgracia, muchos les siguen dando crédito como si se tratara de revolucionarios. 

4; Ante la amenaza que representa esa disputa imperialista global por la explotación, dominio y sometimiento de nuestros pueblos, no nos queda otra alternativa que disponernos, especialmente los revolucionarios, a recuperar y fortalecer nuestra preparación teórica, política y organizativa con una política independiente, construida por nosotros mismos en la lucha, evaluando con toda la profundidad posible la cadena de desastres y errores que hemos cometido antes, y los que seguimos cometiendo ahora. 

5; A esta disputa de gigantes no podemos escapar, pero tampoco podemos someternos pasiva, dócil y/o cobardemente. Las reservas que existen en nuestros pueblos para hacer la revolución, son inmensas e inagotables. Si no las vemos, o no las queremos ver, o no confiamos en ellas por la catarata que nos han metido en los ojos, es otra cosa. 


EL FARO SOCIAL. 

Popayán, febrero 10/2.023 

EL “PETARDO” LANZADO POR GUSTAVO PETRO

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