sábado, 2 de marzo de 2024

LA CONFERENCIA DE LAS PARTES (COP16) SOBRE BIODIVERSIDAD A REALIZARSE EN CALI (COLOMBIA).

 


En nuestra condición de expresión política organizada por personas conscientes, preocupados por el deterioro progresivo de nuestros ecosistemas naturales y del planeta en su conjunto; por el agravamiento y aceleración de lo que se ha denominado Calentamiento Global o Cambio Climático, principalmente por el uso intensivo de energías contaminantes; por la acumulación de desechos sólidos (comúnmente denominados basureros), muchos de ellos, productos sin uso alguno, arrojados al desperdicio y dilapidados para poder sostener en movimiento una industria privada que produce sin necesidad y control; por la deforestación que arrasa bosques solo para enriquecer a los grandes propietarios de tierras, y por la contaminación hídrica con subproductos que van desde los plásticos hasta metales altamente tóxicos; la realización de este evento en nuestra tierra, no puede generarnos otra cosa que alegría, optimismo y muchas más esperanzas en que los Gobiernos reunidos en él, por fin decidan pasar de la retórica, del desfile de datos, cifras estadísticas y floridos discursos, a los hechos, a realmente asumir compromisos concretos y, especialmente, a establecer instrumentos de seguimiento y control estricto sobre su ejecución

Expresamos nuestra gran satisfacción por que Colombia, el Suroccidente colombiano y particularmente Cali, hayan tenido ese honor de convertirse en anfitriones de un Evento como este que puede ser definitivo para que los dirigentes de los países de todo el mundo y por supuesto Colombia y esta región que allí van a debatir, asumamos el compromiso de dar pasos mucho más a fondo en la difícil lucha por revertir unos procesos, más que de desarrollo, de crecimiento económico, aumento de producciones, intercambio y consumo, por la vía de la conquista y dominio sobre la naturaleza con un tipo de relaciones eminentemente destructoras, dilapidadoras y depredadoras. Hacemos un ferviente reconocimiento al Gobierno nacional del Presidente Gustavo Petro por su esfuerzo, al lograr que nuestro país entre a jugar un papel de primer orden en una obra tan gigantesca como es la de construir otro modo de progresar sin depredar, de gozar en nuestro planeta embelleciéndolo y de dignificarnos transformando el mundo sin destruirlo. Saludamos complacidos desde luego al pueblo caleño por ese logro y a todas las comunidades del Suroccidente, de las cuales hacemos parte.

Y por tratarse de un Evento de tal magnitud, de la trascendencia de los temas a tratar y de la urgencia de las decisiones y soluciones que se tienen que adoptar, no nos podemos quedar solo en alabanzas y felicitaciones. Nos preocupa mucho, además de los resultados que esperamos arroje el evento y las realizaciones posteriores en dirección a la protección de la biodiversidad de la acción catastrófica de los depredadores con rostro humano, propósito imposible de lograr si no se produce una modificación sustancial de ese tipo de relaciones de posesión y dominio destructores de la naturaleza en aras del beneficio particular, sino también, otras realidades, situaciones y condiciones existentes, sobre todo en el Valle del Cauca y Cali. Está muy bien que uno de los argumentos más fuertes que contribuyó a asignar la sede del Evento a Cali fuera el de que la Región Pacífica es la que alberga la mayor biodiversidad del país. Y a nosotros, como parte que somos de ella, nos complace que así sea.

Sin embargo, no perdamos de vista que, si bien la región pacífica alberga un poco más de biodiversidad, es el país entero el que ocupa el segundo lugar en biodiversidad en el mundo, a pesar de la destrucción que se ha hecho y continúa. Esta inapreciable riqueza no valorada y sí muy despreciada por los depredadores con rostro humano, comenzando por los conquistadores españoles que no sabían a donde era que habían llegado, ha sido y sigue siendo sistemáticamente amenazada y cada día más violentada. Según datos científicos de estudios recientes, entre ellos, del Ecólogo Nicola Clerici, el geógrafo Paulo Murillo y Camilo Correa-Ryram, una vez terminó la tragedia del conflicto armado FARC-Estado colombiano, se inició otra que puede ser más devastadora: “Solo en 2016, la deforestación aumentó en 44% con respecto al año anterior”. La sociedad colombiana y el mundo estamos perdiendo 1.500 klms cuadrados de bosque cada año. De estos, el 65% corresponden a bosques amazónicos.

 


Paramos de alta montaña.   Un páramo invadido hasta por vivienda.

“La mayor parte de esta deforestación está concentrada en las zonas que antes controlaban las FARC y que incluyen una franja de 500 klms de longitud en la que se intersecan y confunden las faldas o piedemontes de la cordillera de los Andes y las tierras bajas de la Amazonía-un sitio que es corredor para miles de especies, una zona de intercambio genético entre distintas poblaciones de la misma especie y una región que soporta una extensa red de ríos que bajan de las montañas para alimentar la cuenca Amazónica-“. En un trabajo publicado en 2.022 en Global Ecology and Conservatión, estos científicos encontraron que entre 2.000 y 2.020, la pérdida de hábitat en la región Andes-Amazonía colombiana fue del 13%, mientras que la pérdida de hábitat conectado fue aún mayor, del 18%, con tendencia a acelerarse desde el 2.016, coincidiendo con la negociación y terminación del conflicto con las FARC. El estudio señala: “Este resultado es preocupante, porque indica que los parches bien conectados están cada vez más fragmentados y aislados afectando a las conexiones naturales de los Andes y la Amazonía y a la capacidad de movimiento de especies”.

 


Imágenes.  Faldas de la cordillera oriental de Colombia

Y teniendo en cuenta esa conexión vital, esa dependencia de la Amazonía de la alta montaña de nuestras cordilleras y sus páramos, que apenas ahora comienza a plantearse y a convertirse en conciencia científica, en especial de sus consecuencias catastróficas, la investigadora de la U. Nacional Daniela P. Rodríguez ha encontrado que: “En Colombia se ha perdido 57% de estos ecosistemas: de los 2,9 millones de hectáreas que existían ahora solo se contabilizan alrededor de 1.120.000. En los páramos afectados por actividades ganaderas o agrícolas la vegetación autóctona desapareció; los suelos se perdieron pues se compactaron y ya no retienen agua, y por lo tanto esta ya no corre hasta llegar a quebradas y ríos. El ecosistema se está fragmentando y cifras e investigaciones lo aseguran”. Y a continuación, el Profesor Conrado de Jesús Tobón Marín, de la U. Nacional (Medellín) afirma: “Aunque los páramos están protegidos desde 2018 por la Corte Constitucional, esta legislación no se aplica, por eso ellos necesitan primeros auxilios urgentes y, desde los mandatarios de pueblos que tengan jurisdicción en estas áreas, hasta el Gobierno nacional, deben tomar decisiones apoyadas en la evidencia científica”. A continuación, agrega: “Aunque los páramos están protegidos desde 2018 por la Corte Constitucional, esta legislación no se aplica, por eso ellos necesitan primeros auxilios urgentes y, desde los mandatarios de pueblos que tengan jurisdicción en estas áreas, hasta el Gobierno nacional, deben tomar decisiones apoyadas en la evidencia científica”. Y al final concluye: “Solo por el servicio hidrológico que prestan deberían conservarse al 100 % e ir más allá: restaurar los páramos degradados”. Solo estos dos casos, nos permiten alcanzar a vislumbrar la gravedad de los daños ya causados y los que están en marcha, si no tomamos medidas drásticas y damos pasos efectivos en la reversión de ese camino a la muerte.     (https://www.agronegocios.co/clima/en-colombia-se-han-perdido-57%-de-las-hectareas-de-los-paramos-de-alta-montaña-3809688).

 


Imágenes.  Amazonia colombiana

Pero volvamos a nuestra región. En el Valle del Cauca y Cali esa biodiversidad que se resiste a morir, cada día está siendo traslapada por otras actividades económicas que no le hacen ningún honor a la biodiversidad. Por ejemplo, en su parte central y sur principalmente fue inundado del monocultivo de caña de azúcar, con el que se han enriquecido unas familias, las cuales, beneficiándose, además con la adopción e imposición del modelo de apertura de mercados, mantienen una numerosa fuerza de trabajo con relaciones laborales precarias. A finales de la década de los años 60 (1.967) del siglo XX,  en Palmira, fue instalado el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), uno de varios de ese tipo que fueron creados en diferentes partes del mundo para promover la tristemente célebre “Revolución Verde” como política, instituciones e instrumentos que llevaron a cabo el más grande y devastador atentado contra la biodiversidad, al apropiase el germoplasma de numerosas especies, acabando semillas nativas de papa, maíz, fríjol, trigo, arroz y reemplazándolas por otras modificadas para enganchar a lo productores en el gigantesco negocio de semillas y agroquímicos.


Imágenes. Monocultivo de la caña de azúcar en el norte del Cauca Colombia

Desde mediados de la década de los años 50 del siglo XX cuando hiciera presencia en el Valle del Cauca, y particularmente en Cali, la trans-multinacional irlandesa Smurfit Carpa y poco después comprara parte de la Empresa Cartón de Colombia S. A., del mismo modo inundaron de pino y eucaliptus diferentes zonas, especialmente en el Cauca y Valle del Cauca, poblando de estas especies introducidas, áreas no propiamente de vocación forestal sino agrícola, desapareciendo muchas especies nativas de flora y fauna, mientras gran parte de la comunidad indígena misak precariamente sobrevive arañando en microfundios de 2.000 m2., y miles de productores de alimentos de consumo inmediato y café lo hacen en minifundios, entre una y dos hectáreas. Esta realidad comprobada y comprobable a simple vista, de manera palpable y sin hacer tantos esfuerzos mentales, tampoco es que le haga muchos méritos a la conservación de la biodiversidad.

 


Imágenes. Monocultivo de Eucaliptus en la meseta central del Cauca Colombia

Por estos y muchos otros motivos, preguntamos a la Señora gobernadora del Valle del Cauca y al Señor Alcalde de Cali actuales: ¿Será mucho motivo de orgullo presentar a los Gobiernos del mundo ese monumento del monocultivo de caña de azúcar y la gran producción azucarera que ni es alimento ni es saludable? Y ¿lo será presentar el otro monumento del monocultivo de pinos y eucaliptus, en especial en la meseta de Popayán, ocupando áreas que en su mayoría son de vocación agrícola?¿Será un gran motivo de orgullo ocultar, porque estamos totalmente seguros que en la Conferencia ocultarán, esa monstruosa realidad de destrucción de especies maderables en áreas del Chocó que llegaban hace muy poco tiempo por los ríos hasta el mar y de allí a los aserraderos ilegales instalados en Buenaventura, sin que ninguna autoridad ambiental ni policiva ni administrativa hiciera nada?

¿Será mucho motivo de orgullo la tenebrosa situación de violencia que han vivido las comunidades en Buenaventura promovida por los grupos armados ilegales, por el narcotráfico, otros grupos mafiosos y en buena medida por el abandono al cual han contribuido Cali y su clase dirigente limitándose a recibir dividendos económicos y políticos de los muchos que ha producido y produce el puerto, sin hacer nada para resolver las inaceptables condiciones de pobreza en que se han debatido sus habitantes? ¿Deberemos revestirnos de orgullo los chocoanos, vallecaucanos, caucanos y nariñenses, sabiendo que en el Pacífico andan los barcos camaroneros, pescadores de otras especies y cazadores de tiburones para cortarles las aletas, como Pedro por su casa en el mar territorial de Colombia llegados hasta del Japón y que nadie haga nada para proteger esa biodiversidad?

¿Será que tenemos tantos motivos de orgullo para inflarnos como el globo cuando los grupos armados ilegales neutralizan al Gobierno nacional pactando “cese el fuego” con él, mientras se dedican a hacerse la guerra entre ellos por reparto de territorios y de rutas del narcotráfico? Y no solo eso. ¿Cuánta contaminación y destrucción de bosques, de biodiversidad y social han ocasionado con esa actividad a las comunidades en la región y del mundo? ¿Cuánta destrucción y contaminación han producido con la gran minería ilegal? ¿Estará esa clase dirigente y gobernante del Valle del Cauca y Cali dispuesta a hacer los cambios económicos y políticos que, por lo menos, mitiguen en parte la angustiosa situación que viven los desplazados de Nariño, Cauca, del mismo Valle y Chocó, y que en su gran mayoría han llegado a Cali?

¿O será que esa clase dirigente y gobernante tradicional está de plácemes por haberse ganado esa lotería sin comprarla y simplemente cree que puede hacer uso de la Conferencia con el propósito de ir a pedir aportes económicos porque se imagina que allí se moverán cuantiosos recursos, sin comprometerse en nada? ¿Será que por fin hace a un lado la oposición solapada que ha mantenido durante muchos años a la construcción de la carretera Popayán-Guapi, ha bloqueado el mejoramiento de las comunicaciones de Pasto con el Pacífico y otras posibilidades en el Chocó porque pretende mantener indefinidamente el monopolio del puerto de Buenaventura?  ¿No será que, frente a estas realidades tan evidentes que a todo momento se eluden y dulcifican, hay que comprometerse a modificarlas sustancialmente, porque a todas luces, no son motivo de orgullo, sino de vergüenza, con el agravante de ser un detonante incontrolable, como lo pudimos apreciar en los estallidos sociales de 2.019 y 2.021?

Dada la magnitud de lo que allí se dirime, además de expresar nuestras preocupaciones, queremos presentar a la opinión pública del Suroccidente y del país unas propuestas básicas que creemos, deberían ser consideradas en el Evento. Estas son:

1.- Que los conocimientos y aportes de los investigadores científicos, intelectuales y profesionales eco-ambientales, sean recepcionados y tenidos en cuenta en la construcción de las soluciones que necesitan la región y el país.

2.- Que, a los investigadores, intelectuales y profesionales de las Ciencias Económicas del Agro, igualmente les sean recibidos y considerados sus conocimientos y aportes en las soluciones.

3.- Que se permita la participación y posibilidades de dar a conocer sus opiniones a representantes de organizaciones sindicales del sector industrial de Cali, el Valle del Cauca, de la región y del país.

4.- Que se le de participación y se escuche lo que piensan los representantes de los trabajadores de la caña de azúcar.

5.- Que haya participación de representantes de comunidades indígenas y campesinas de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Chocó y, de manera especial, se escuche la voz de las comunidades negras del litoral pacífico.

6- Construir una política ambiental con sus correspondientes instrumentos que le den a las comunidades posibilidades reales de hacer parte activa de la protección de sus recursos naturales, de reordenar el uso del suelo y reorganizar ambientalmente los territorios, hacer efectivo el cumplimiento de los acuerdos de paz y promover el desarrollo protegiendo la biodiversidad, como tema esencial.

Cordialmente

 

EL FARO SOCIAL

Popayán, febrero 29 /2.024

 

 

      

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL “PETARDO” LANZADO POR GUSTAVO PETRO

      EL “PETARDO” LANZADO POR GUSTAVO PETRO El “petardo” lanzado por el Presidente Gustavo Petro el 15 de marzo, en las horas de la ...